- jueves 02 mayo 2024
El presidente de Movimiento contra la Intolerancia, Esteban Ibarra, expresó su satisfacción por la resolución dictada y la calificó de "sentecia pedagógica de gran altura al reconocer el odio ideológico como agravante".
La Audiencia Provincial de Madrid considera que Josué Estébanez de la Hija fue el autor de la puñalada mortal que acabó en noviembre de 2007 con la vida del menor Carlos Palomino en el Metro de Legazpi, cuando se dirigía a reventar una manifestación convocada por las Juventudes de Democracia Nacional. La Fiscalía de Madrid solicitaba 30 años de cárcel por el delito de asesinato, con la agravante del artículo 22.4 del Código Penal en relación a la discriminación por motivos ideológicos, y nueve años de prisión, 11 meses y 29 días de cárcel por homicidio intentado. Además, reclamó por un delito de lesiones dos meses de multa con una cuota de 10 euros al día.
Según la fiscal, Josué Estébanez, "controló la situación" puesto que preparó y ocultó tras su espalda el arma homicida antes de que el grupo de Palomino entrara en el vagón de metro donde se cometieron los hechos. En la vista oral, la defensa solicitó seis meses de prisión por homicidio y tres meses por lesiones graves, considerando en el primer delito las eximentes de legítima defensa, estado de necesidad y miedo insuperable.
En su declaración, Josué reconoció que apuñaló a Palomino en legítima defensa, al verse acorralado por el grupo que acompañaba al fallecido. Sin embargo, los testigos certificaron que el asesino llevaba preparada su arma antes de que ellos entraran en el vagón estacionado en la parada de metro de Legazpi. "Me siento arrepentido. Yo no quería quitarle la vida a nadie. Me entró mucho miedo y no supe reaccionar", confesó el acusado el último día de la vista oral, quien lamentó que "tenía una vida ya hecha". "No supe cómo reaccionar. Lo siento mucho", añadió Josué, haciendo uso de su derecho a la última palabra en el juicio.
El fatídico 11 de noviembre de 2007
La fiscal sostiene que sobre las 12.00 horas del 11 de noviembre de 2007, el procesado se encontraba en un convoy del metro de la Línea 3 para asistir a una concentración organizada por Juventudes de Democracia Nacional de Usera, con el visto bueno de la Delegación de Madrid.
Al llegar a la plaza de Legazpi de la capital, observó que en el andén había un grupo de jóvenes con estética antifascista, a sabiendas de que se había convocado una contramanifestacion para reventar la de Democracia Nacional. Provisto de una navaja, que ocultó en la cara posterior del antebrazo, se dirigió hacia una de las puertas del vagón al que se disponían a entrar los chavales.
Entre los chicos estaba la víctima, quien le realizó unos comentarios que se desconocen, a los que el procesado respondió clavándole la navaja que portaba. El arma le penetró siete centímetros, alcanzándole el ventrículo izquierdo, lo que provocó que el joven cayera al suelo y falleciera prácticamente en el momento. Tras ello, Josué E. de la H. amedrentó a los acompañantes del menor con el arma, dando otro navajazo a uno de sus amigos que le ocasionó una herida incisa superficial en un dedo de la mano derecha. Otro de los jóvenes trató de arrebatarle la navaja, recibiendo una puñalada en el hemotórax izquierdo.
Como consecuencia de la agresión, este joven resultó con hemoneumotorax, laceración pulmonar, hematoma en lingala y hematoma mediastinico. El chico necesitó de tratamiento quirúrgico, habiendo invertido en su curación 93 días. Tras apuñalar al joven, el agresor salió corriendo, siendo perseguido en su huida por un grupo de jóvenes no identificados que lograron retenerle. Gracias a esta intervención, la Policía detuvo al supuesto asesino, a quien se le incautó un puño americano. Dos días después, ingresó en prisión provisional.
Mucho se ha hablado del trasvase Tajo-Segura que tiene a la greña a las comunidades de Murcia, receptora, y
Castilla-La Mancha, cedente. Pero hay un aspecto que nunca se ha mencionado. El trasvase, mejor dicho su canal, es unauténtico asesino de fauna salvaje. Carente de valla protectora alguna, suscasi verticales paredes de hormigón se convierten en
una trampa mortal para la multitud de animales que caen en él.
El infeliz animal está condenado a una muerte casi segura a no ser que se lerescate. No puede salir y acabará ahogado, por agotamiento o en los mini-túneles que pespuntean a cada trecho el recorrido.
Cientos de grandes herbívoros, que son los más visibles, y muchos miles más de otros más pequeños, perecen cada año. Especialmente jabalíes, piaras enteras, y corzos, sobre todo en época de celo son víctimas de la sistemática, continua y silenciosa masacre. Un trabajador de una de lasfincas por la que transita me da la escalofriante cifra de cinco corzos y más de una docena de jabalíes en tan sólo dos meses. Y eso sólo en su trecho y eso los que él vio. A algunos pudo salvarlos, «los pesco con un gancho que tengo para ello», pero otros murieron.
Hace años no sólo hubo víctimas animales. Dos personas, padre e hijo, perecieron en el término de la localidad conquense de Alcázar del Rey. Entonces se vallaron 10 kilómetros del trayecto. Y el resto siguió como siempre, comohasta hoy: un canal asesino de fauna. Propietarios y ayuntamientos, que comoel de Almonacid de Zorita han hecho suya la demanda, se han dirigido a la Confederación Hidrográfica del Tajo. Ni siquiera han recibido respuesta.