insobornable

Caballero Bonald, la voz coherente e insobornable de la poesía

Satisfecho del camino recorrido, al poeta andaluz sólo hay algo que se le ha resistido, por el momento: ser académico de la Lengua

Narrador, ensayista, memorialista y, por encima de todo, poeta. José Manuel Caballero Bonald, que este martes ha recibido el Premio Cervantes a los 86 años, es una voz insobornable y coherente, un escritor inconformista y contrario al pensamiento único que ha hecho de la poesía su razón de ser.

Sabio e insobornable

uando nació LA RAZÓN, va para once años, descubrí a Juan Posada como crítico taurino. Siempre me ha interesado la crítica, limpia y sucia, de la Fiesta. Desde la «Importancia de llamarse Antonio Ordóñez» del maestro Corrochano, a las crónicas costumbristas de Antonio Díaz-Cañabate, a los duros, subjetivos y bien escritos artículos de Alfonso Navalón, a las honradísimas y parciales –le podía la amistad con los Bienvenida–, de Vicente Zabala, a las estupendas de Vicentón, y así, para llegar a Juanito Posada y Patricia Navarro, que han convertido la sección de «Toros» de LA RAZÓN en indispensable para saber de qué va ese mundo tan difícil, áspero y caprichoso de lo taurino.

Y Juan Posada, desde el principio, me pareció un crítico sabio, honesto, conocedor de la poética de la Fiesta, insobornable y magnífico escritor. Apenas lo conocía. Y mucho me temo que me voy a quedar en el «apenas».

Me llama Patricia Navarro, su mejor disculpa, para decirme que se muere. Que se está muriendo, que no hay vuelta atrás, que su tramo final se ha decidido. Y siento en el alma su camino irremediable. Deja la sección de «Toros» en buenísimas y honradísimas manos.

Ha sido un maestro. Y un hombre bueno y decente, eso tan difícil. Las páginas taurinas de LA RAZÓN seguirán vivas sin él, gracias a él. Que sea bien recibido en los azules infinitos.

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