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El quiste de Ferrer

Se huele la lluvia en Melbourne, y David Ferrer aguanta un chaparrón sobre la pista. Es una jornada de nubes en el cielo y en el Abierto de Australia, donde el número cinco mundial arranca 0-4 ante el argentino Juan Ignacio Chela. El Torino pega duro. El alicantino tuerce el gesto: remonta (7-5, 6-2 y 6-1) como en segunda ronda, dolido en la muñeca derecha, donde tiene un quiste sinovial, un bulto al que le dicen ganglión, que le tiene dolorido. "Ya lo tuvo hace años", confirma Javier Piles, su técnico; "y ahora se le ha reproducido". "Se disuelve con masajes dolorosos, y al tiempo se puede volver a concentrar. En cualquier caso, estoy contento de cómo resuelve David los problemas. Está valiente y se regula muy bien, controla el umbral de pulsaciones, el corazón, para ver la jugada".

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