“Era una deuda con los nuestros”. La única víctima ceutí de la extinta banda terrorista Euskadi Ta Askastasuna (ETA) y en general todos los policías asesinados por ella, centraron las conmemoraciones del doscientos aniversario de la fundación del Cuerpo de la Policía Nacional, en el Teatro Auditorio del Revellín de Ceuta. El terrorismo trufó casi todas las porciones de un acto en el que se entregó reconocimiento a la viuda de Mohamed Hamed Abderraham y también al médico que lo atendió tras atentarse contra su vida en Irún.

Con ligero retraso dio comienzo el acto pasadas las seis y cuarto. Instantes antes las escaleras ponían a prueba la pericia con los tacones de las asistentes, alguna a punto de besar el suelo. Ellos ya habían tenido tiempo para contarse las medallas del pecho y los acomodadores continuaban algo ajetreados encajando a la numerosa asistencia.

En las butacas cuantiosas autoridades, representantes militares, de Bomberos, políticos (entre ellos varios consejeros). Mandaron ponerse en pie, oscurecieron la luz y sonó -intimista y en una versión extremadamente breve- el himno nacional.

Desde el 13 de febrero venía celebrando el cuerpo su socientos aniversario, presumiendo de “adaptación a los tiempos”. También de “valores” y de haber conseguido que España sea “una patria segura en la que vivir en paz”. Así lo apunto la voz encargada de arrancar la gala en el Auditorio del Revellín, que tampoco escatimó en agradecimientos a la Ciudad y a la propia comandancia.

En ese primer instante se introdujo a Ana Navas, periodista encargada de dirigir la gala, coopresentándola junto a Eva Pérez, agente del CNP.

Ambas dieron paso al primer vídeo, que narró la creación del cuerpo, desde 1824 “afianzándose y creciendo en el camino”, con “valentía y coraje” hasta ser “imprescindible” para la sociedad.

El camino hacia convertirse en “una de las instituciones más valoradas por los ciudadanos” retratado en imágenes y pequeños clips, tanto de agentes, como de medios materiales y situaciones en la calle. “Fraude, crimen, narcotráfico, trata, terrorismo”, un amplio currículo para una organización que “prestigia la imagen de España”, según presumió durante la presentación en vídeo, en la que también recordó que la Nacional española tiene la cuenta policial más seguida en X (antes Twitter) de todo el mundo.

Dos tazas de motivación audiovisual que concluyeron con la imagen de dos niños saludando con la gorra del cuerpo puesta.

Para relajar, se sentó al piano situado en medio de las tablas el músico Juan José Sevilla Valencia. De tocar elegante, con traje abierto, pelo ligeramente suelto y pies inquietos. Su actuación puso la vena artística a una gala que acababa de dar sus primeros pasos.

Insistió Perez seguidamente en contar detalladamente la historia del CNP, para un nuevo recorrido de ida y vuelta, canción al piano de Sevilla Valencia mediante.

Tras una serie de agradecimientos al Gobierno y a la Delegación, pasaron un vídeo montado por la televisión pública en el que figuras como la delegada Cristina Pérez, el presidente Juan Vivas, Mustafa Abdelkader (Luna blanca) o José Bentolila (Comunidad Israelita), así como miembros de la Guardia Civil y vecinos anónimos felicitaron a los agentes por la efeméride.

La delegada del Gobierno, en su caso, vistió de “heroísmo” la “tarea diaria” del cuerpo, del que también dijo “es una de las instituciones más valoradas por los ciudadanos” y que a su vez “forma parte de nuestra esencia, nuestro patrimonio y nuestro estado de derecho”.

Vivas se mostró agradecido “por lo que hacen y como lo hacen”. Por velar por “la tranquilidad y la seguridad de todos”. También por “defender la convivencia democrática y el imperio de la ley".

El presidente quiso también tener “un recuerdo emocionado para los que perdieron la vida en acto de servicio. En especial para los que cayeron  manos del terrorismo”, como el ceutí Mohamed Hamed.

No hay dos sin tres y Sevilla Valencia volvió al escenario para tocar “una versión muy personal de un temazo recién salido del horno”. Convenció mucho, a juzgar por los aplausos posteriores.

Manteniendo el formato -de repetición- se emitió un nuevo vídeo de felicitaciones. Lo estrenó el comandante general, Marcos Llago Navarro, que consideró que la historia del CNP es para estar “orgulloso”, destacando su “evolución y adaptación a los tiempos”. “La Comandancia os siente como unos compañeros de viaje inmejorables”, concluyó el militar.

En esta nueva entrega audiovisual también tuvo hueco el vicario general, Francisco Jesús Fernández, otro 'héroe' que destacó el carácter “urbano” del cuerpo y que su tarea de actualizar “la misión de los ángeles custodios”. Deseó por último que dios les libre “de todo peligro”.

Quitaron un poco de hierro a la seriedad de las intervenciones previas dos operarios de Trace (aún sin subrogar), felicitando a los agentes. En el vídeo les siguió Fernando Tesón, presidente de la Audiencia Provincial que participó también, celebrando “la esencia misma de lo que significa ser guardianes de la paz y la seguridad”.

Por la comunidad hindú habló Ramesh Chandiramani, justo antes de unas palabras de reconocimiento por parte de dos agentes de la Policía Local y de un taxista que cerró la pieza, antes de que el público rompiera en un sonoro aplauso.

Volvió al escenario el pianista, a tocar ‘Thousand years’ (miles de años) en un bucle que ya parecía no tener fin.

Y no lo tuvo. Con una hora de acto transcurrido se emitió otro vídeo. Esta vez de agradecimiento de parte de la Policía a la ciudadanía. Hablaba en él el jefe superior Francisco López Gordo, considerando al cuerpo al que representa “un ejemplo de adaptación a las vicisitudes” y animando a los vecinos de la ciudad a participar en los actos conmemorativos, así como dar gracias a las instituciones implicadas. Le seguían en la pieza numerosos agentes que con breves intervenciones construyeron un mensaje: “Te agradecemos que cuentes con nosotros”.

La siguiente proyección tuvo como protagonistas a varios jóvenes ceutíes que se están formando en la academia de Ávila para ser policías nacionales. Todos “echando de menos la cercanía”, también “el hermanamiento de culturas” o la “gastronomía” y defendiendo la figura de los agentes como “parte de la familia”, porque es a quien “se recurre en las situaciones más complicadas”.

Para romper un poco la dinámica se entregaron los diplomas a la dedicación al servicio para los agentes que han superado los 20, 25, 30 y 35 años de servicio y a aquellos que se han jubilado dentro de la comandancia ceutí. Los recibieron Jesús Carrasco, Alejandro Ávila, Jorge Ernesto Castillo, Guillermo Caballero, Manuel Tovaruela, Alberto Mosquera, Rafael Alonso, Francisco Cortés, Purificación Vaquero, Ricardo Vega, Manuel Castro, Antonio Adarve, Sergio González, Miguel Ángel Moreno, Juan Antonio Coronado, Manuel Rico e Ismael Benhavis.

Los encargados de entregarlos fueron el ex delegado del Gobierno, Rafael García, el presidente accidental (al estar Juan Vivas convaleciente), Alejandro Ramírez, el segundo jefe de la Comgeceu, Fernando Rocha, el jefe superior de la Policía Nacional, López Gordo y el magistrado Tesón.

También honraría después el mando policial al primero de sus predecesores en el cargo, José Luis Torres Ruíz.

Llegó pasada la hora y media de gala de el recuerdo a todos los caídos, acompasada con la pieza ‘Cordoba' de Albeniz tocada al piano. Imágenes de atentados, entierros, nombres de muertos en acto de servicio grabados en piedra y sus fotografías se sucedieron en la pantalla.

Todos se pusieron de repente en pie para aplaudir a la única víctima ceutí del terrorismo, Mohamed Hamed Abderraham, asesinado por ETA en Irún en 1984. Al escenario subió su viuda Aisha y el médico Francisco Javier Pachón, que le atendió aquel día y que casualmente ha ejercido su labor en la comandancia del CNP en Ceuta.

"Poco se puede pedir más a una persona que entregar su vida dentro del cuaderno de los valores que se le exigen a un policía", destacó López Gordo durante la entrega de la placa a su familiar.

El jefe superior estaba en su salsa con el micrófono y repartiendo reconocimientos, así que le dio otro al pianista de la jornada -que salvó la papeleta improvisando varios temas al caerse el trío de jazz que tenían contratado-, haciendo incluso subir al escenario a su madre.

Con la voz calentada se movió al atril y dio su discurso, muy centrado también en el terrorismo y en que se vaya a conmemorar a sus víctimas policiales cada 16 de junio: "Era una deuda con los nuestros", aseveró. También habló sobre la importancia que para un agente tiene "sentir que aquellos a los que sirve le quieren", máxime cuando su implicación durante años en cuestiones criminales complejas acaban por "oscurecernos por dentro".