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El laberinto más bello de la historia del cine

El laberinto más bello de la historia del cine
El cineclub de Rafa Morata, ‘El cine por delante’ proyecta este martes en la Biblioteca ‘Deseando Amar’, la obra maestra de Wong Kar-wai, considerada por la crítica como una de las mejores películas del siglo XXI y una de las más bellas de la historia

El llanto de un violín marca la cadencia de los pasos de la elegante y bellísima señora Chan por el laberinto de la noche de Hong Kong. Tras ella camina el señor Chow, en una escena a cámara lenta que parece pintada al óleo, envuelta por una triste e hipnótica melodía. Sus caminos y sus miradas se cruzan durante un instante eterno. Apenas un saludo furtivo en la penumbra de unas empinadas y estrechas escaleras. Una fracción de segundo en la que hasta la música guarda silencio y deja que sean sus miradas las que cuenten una historia de amor imposible.

Es la escena más bella de la que es posiblemente una de las película más bellas de la historia del cine, ‘Deseando Amar’ (Fa yeung nin wa (花樣年華), Wong Kar-wai, 2000), que este martes a las 19.00 horas se proyectará en el cineclub ‘El cine por delante’ de Rafa Morata, en la Sala de Usos Múltiples de la Biblioteca Pública ‘Adolfo Suárez. Una oportunidad inmejorable para preparar el espíritu para el otoño con el estilizado, elegante y siempre bello cine de Wong Kar-wai.

Fotograma de Deseando Amar
Fotograma de Deseando Amar

En el año 2000 el director chino-hongkonés presentó en el festival de Cannes ‘In the Mood for Love’, que podría traducirse como “estado de ánimo para amar” y cuyo título original en chino era ‘Fa yeung nin wa’, “años dorados”. Muy lejos ambos del ‘spoiler’ con el que se tituló en España, ‘Deseando amar’, un innecesario pero perfecto resumen de una bellísima historia de amor sin historia y sin amor.

La silenciosa señora Chan es Maggie Cheung y el intenso señor Chow es Tony Leung. Ellos, dos de los actores más reconocidos (y reconocibles) del cine chino, dan vida a dos personajes cuyas miradas se cruzan a lo largo de los años en el Hong Kong de los 60. Una danza en torno a un amor imposible, inalcanzable, prohibido, en el que cada fotograma es una obra de arte y cada frase un verso perdido del poema más triste y hermoso.

Con ‘Deseando amar’, Wong Kar-wai logró su obra maestra —obtuvo el Premio del Jurado en Cannes y Tony Leung el de Mejor Actor aquel año—, una de esas películas que perviven en el imaginario colectivo, que se asientan en la memoria de los cinéfilos como una de esas razones por las que merece perderse en el cine asiático. Algo en lo que tuvo (mucho) que ver su banda sonora y en concreto uno de los temas, ‘Yumeji’s Theme, de Shigeru Umebayashi. La BSO perfecta para un corazón roto.

El llanto del violín de Umebayashi y los boleros de los años 30 sirven de hilo conductor a una película en la que las canciones no son un mero acompañamiento. Cada secuencia musical marca las transiciones de la película cuya banda sonora firman el propio Shigeru Umebayashi y Michael Galasso. El triste y apaciguado vals ‘‘Yumeji’s Theme’ es el eje central sobre el que se vertebra la historia, La belleza de la música que envuelve la obra de Wong Kar-wai contrasta con la monotonía en la que viven los personajes, estrecha y anodina cono los apartamentos contiguos en los que sobreviven sin terminar de ahogarse gracias a su amor invisible.

Y, por si la opinión del rendido admirador del cine de Wong Kar-wai que escribe esto, algo perfectamente comprensible, no les sirve, hagan caso a la crítica:  ’Deseando Amar’ es una de esas películas que inevitablemente aparecen en los rankings de las mejores del siglo XXI, aunque, si nos atenemos a los hechos se estrenó en el último año del siglo XX. En 2016, la película apareció en 2.º lugar de la lista de la BBC de las mejores cien películas del siglo XXI, elaborada a partir de una encuesta a 177 críticos de cine.

Pero, más allá de premios, que fueron muchos, y de críticas, que fueron inmejorables, ‘Deseando amar’ es, sobre todas las cosas, una historia contada de la forma más bella posible. Es la condensación casi perfecta del cine de Wong Kar-wai: un tempo narrativo pausado y dotado de una belleza estética extrema, en lo que tiene mucho que ver su director de fotografía Christopher Doyle. Juntos construyeron un laberíntico poema visual en el que perderse, dejándose llevar por los recuerdos de aquella historia de amor imposible que todos guardamos en un recóndito rincón del corazón. Porque eso y nada más es ‘Deseando Amar’. El laberinto más bello de la historia del cine. 

El laberinto más bello de la historia del cine


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