UNA AMENA CHARLA

María Jesús Fuentes: “Creo que los poetas nacemos con el sello de la soledad”

María Jesús Fuentes: “Creo que los poetas nacemos con el sello de la soledad”
María Jesús Fuentes
María Jesús Fuentes

La docente, poetisa e incansable luchadora por los derechos de las mujeres ha sido galardonada con el premio María de Eza. En esta entrevista aparca su rutina de fin de semana, llena de libros y momentos consigo misma y comparte algunas reflexiones sobre literatura, el "circo de varias pistas" que es su vida, sus proyectos de futuro y algunos recuerdos de su pasado


María Jesús Fuentes ha llegado pronto a su entrevista y ha aprovechado ese tiempo para curiosear los rincones del Parador La Muralla. La recientemente galardonada con el premio María de Eza es profesora, poetisa y amante de las letras. Por ello, normalmente dedica sus sábados a lo que le gusta llamar la “vida bohemia”: apaga el móvil, pasea junto al mar, escribe y lee “un libro o varios” o ve una serie. Le hablan y admite que no se entera, porque se deja “invadir por los sentimientos”.

Sus días son “un circo de varias pistas” que le gusta organizar los domingos, pero no ha dudado ni un momento en compartir un rato para charlar sobre sus proyectos de futuro, recuerdos del pasado y el prestigioso premio que recogerá el próximo 8 de marzo. Se siente agradecida y cuando no sonríe con los labios lo hace con los ojos, que se le llenan de fuego cuando habla de feminismo y rebeldía. Ella no se calla nada y con nosotros no ha hecho una excepción.

-¿Cómo has recibido la noticia del galardón? 

Lo primero es que yo creo que estos premios no solo los hacen prestigiosos las personas que lo reciben, que por supuesto, sino también su origen. El hecho de que sea María de Eza, la primera gobernadora, aunque fue accidentalmente porque su marido se fue, pero a mí siempre me ha parecido un personaje ante el que arrodillarme o al que admirar cuanto menos. Y claro, yo estaba en él instituto, como siempre o como casi siempre, y me habían llamado al móvil y no me había echado cuenta, así que te puedo contar la anécdota de que  vino una compañera a buscarme para decirme que me habían llamado, devolví la llamada y me dijeron que era el número de Sanidad, y yo me pregunto que qué tengo que ver con Sanidad (Ríe). Hubo unos pequeños segundos de extrañeza antes de saludar a la consejera, me dijo que estaba con el Comité del Premio María de Eza y a partir de ahí empecé a no reaccionar. ¿Sabes cuando dicen en las películas que necesitan un sitio para sentarse? Nunca me había pasado, pero me vino esa sensación y me senté en uno de los bancos del pasillo y ya me encontré un poquito mejor. Entonces pregunté una tontería: que qué tenía que hacer (Vuelve a reír). Bueno, antes di las gracias y no sé si dije que me sentía muy honrada, pero me sentía muy honrada.

-¿Lo ha asimilado ya?

-Sí, porque luego vino a verme y a felicitarme mi director y me dijo “cómo te sientes” y yo le respondí “pues si te soy sincera me siento rara”. Porque a lo mejor si es un premio de poesía o algún galardón de un libro pues no es que no me sorprendiera mucho, ¡porque me sorprendería muchísimo también! Pero a lo mejor no tanto y estoy agradecidísima a las personas que me han propuesto. También abracé a una compañera, porque en el Siete Colinas no sé cómo ciento y pico profesores que somos podemos llamarnos familia, pero desde luego lo somos.

-Tienes un larguísimo currículum entre libros y su labor como docente y divulgadora, me consta que es un no parar, ¿qué te traes ahora mismo entre manos?

-Siempre he vivido así, o casi siempre,me gusta comentar que cuando mis hijos eran pequeños yo tuve un parón en algunas cosas, no dejé de trabajar, pero sí aparqué parte de la vida literaria. Pero en general mi vida siempre es circo de varias pistas.

Mil trabajo me apasiona, muestra de ello es la obra de Madame Curie que hicimos hace poco, que en realidad luego los profesores nos preguntamos “por qué nos hemos metido en esto”. Hay una pequeña parte de los docentes que no sé si es un poco quijotesca, con un poco de locura que te hace pensar que a los alumnos así lo vamos forma al mejor, que les va a gustar y que van a pasarlo bien. Ellos, nosotros no tanto (bromea).  Y entonces pues te dedicas lo mejor que puedes, me gusta dar clase todos los días. Unas clases serán más tediosas que otras y habrá a veces que no lo hagamos todo lo bien que está en nuestro deseo pero no he perdido en todos estos años la ilusión por formar e intentar inculcarles la lengua y la literatura. Esta, si te conquista es algo que tendrás para siempre.

Y luego pues siempre tengo muchos viajes. La semana pasada estuve en Tarragona presentando mi último libro, ‘Al hilván que traza la Luna’, y me habían pedido material de la editorial Cuadernos de Laberinto, que van a hacer una antología con semblanzas propias. Ya la semana que viene tengo la presentación del libro en el Cervantes de Tetuán y vamos a presentar la Muestra de Teatro en el Revellín… No lo íbamos a hacer, pero al final sí. Yo era reacia porque tengo muchísimas cosas que hacer, también el concurso de microrrelatos del Siete, en Semana Blanca tengo Madrid que estaré en el Café Comercial.  Ahora justo hace un año que presente el libro en Madrid, así que allí será una lectura de inéditos y luego voy a Ávila. Pero bueno, tengo algunas cosas más, me han invitado al Festival Internacional de de Poesía de Granada, que es una cita muy importante y muy codiciada.

Ah, y la semana que viene presentamos con el Instituto de Estudios Ceutíes la obra de un joven poeta ceutí que me me encantó. Creo que hay que sacar a la gente joven adelante y apostar por los nuevos poetas.

-Parece mucho que gestionar. 

-Qué quieres que te diga, siempre he vivido así. Aunque no lo parezca a mí me gusta vivir la vida de manera apacible, tranquila y un poco solitaria.

“La soledad es para mí como un lugar a donde ir o como una joya preciada o como un sueño dorado”

-¿Es una soledad necesaria cuando se está todo el tiempo tan rodeado por otras personas?

- Mi vida siempre es ajetreada, pero no siempre tanto, me dosifico un poco, selecciono. Hay épocas que estoy más tranquila y me quedo sola escribiendo en lugar de ir a cosas, en realidad creo que los poetas nacemos con el sello de la soledad. A mí me gusta vivir sola, si hay algo que añoro y que me gusta en la vida es eso, pasarme un fin de semana sola, tranquila eso para mí es como un lugar a donde ir o como una joya preciada o como un sueño dorado.

-Cuéntame alguna curiosidad sobre tu último libro.

-Pues no se iba a llamar así. Yo le había puesto un nombre un poco improvisado y le escribí a un amigo mío y me dijo “me gusta el libro pero le veo el título muy prosaico”. Esto fue alrededor de la pandemia, se la mandé a un par de editoriales, una Hiperión y otra que ni me contestaron. Tardé casi dos años en publicarlo, por eso te digo que aunque mi vida parece agitada tampoco es tanto, no tenía ninguna prisa, me daba igual. Y ya ell año pasado lo presentamos en Madrid en marzo y bueno ya he hecho una mini gira andaluza y castellana y lo presenté en Ceuta en mayo con todos mi amigos. Fue muy entrañable, en casa siempre gusta  jugar, como en casa en ningún sitio. 

Ahora tengo la del Instituto Cervantes y me hace ilusión porque es un libro que me gusta compartir con el público, no me importará leer más lento, porque es un libro de diálogos en donde Don Quijote dialoga con Dulcinea o Drácula con Elizabeta. Parece amoroso, pero algunos son dramáticos, como el de Óscar Wilde, que dialoga con Alfred, que fue sufrió tanto desengaño. Otros diálogos solo son “él” y “ella” y representan distintos sectores de la sociedad y ahí es donde aprovecho para apurar un poquito más mil la labor social civil.

-Incluso autores tan prolíficos y con una carrera tan asentada como es la tuya deben enfrentar el rechazo o el silencio de las editoriales. Parece una buena enseñanza para los escritores noveles. 

-Claro, a mí no te creas que me sienta mal, tengo algún amigo poeta en la península que  lo consideran como un desaire, hombre, un poco lo es, pero también te puedo decir que yo siempre he tenido muchísima suerte, porque yo empecé publicando en Ceuta, como hará ahora mi mi joven protegido. Y es maravilloso empezar en tu ciudad y encontrar en ella ese apoyo. A partir de “Hebras de una hoguera” empecé a publicar todos mis libros en Madrid, pero en aquel caso fue por casualidad, porque me había metido en una antología, una editora me preguntó si tendría algo más y yo estaba terminando ‘Diario de una mujer maltratada’. Entonces no había tanto sobre el tema y ella estuvo dos meses sin contestarme, pensé que no le había gustado y entonces me habló: ya tenía la portada y todo y ya estaba todo hecho solo tenía que corregir la maquetación. No me puedo quejar de la suerte que he tenido.

Hay algunos de mis libros que no salen en casi ningún sitio cuando hacen mi biografía porque a lo mejor se editaron, digamos, de manera mas reservada. Tengo un libro de pandemia que se llama ‘El vuelo del olvido’ porque cuando llegó la pandemia casi todos nos empezamos a plantear un poco como había sido nuestra vida o qué habría que olvidar de ella y qué habría que recordar. Pues me dieron un premio internacional importante en Ávila y sin embargo aquí cerca no ha tenido la misma repercusión. Muchas veces es un poco la suerte. Cuando me cogieron en Hiperión con este último libro  fue eso, suerte, porque es lo más grande y maravilloso como poeta que te puede pasar.

“Hay desgracias de las que he aprendido muy poco, pero sé que no he vivido tan feliz como hubiera vivido con mi hermana”

-Esta es la parte buena, pero de los fracasos también se aprende. ¿Tienes alguna enseñanza nacida de situaciones adversas?

- De todo se aprende y la vida es un camino durísimo que me gusta ir llenando de pétalos apoyando a los jóvenes como me apoyaron a mí, haciendo incluso favores sin que se sepa que soy yo, pero los momentos duros nunca han estado asociados y a mi trabajo ni a mi faceta literaria.

El camino de la vida que te curte, en algunos libros queda presente, cuenta con algunas desgracias de las que he aprendido muy poco. Y si he tenido que aprender que hay que disfrutar más de la vida porque no somos nada pues hubiera preferido no aprenderlo tanto.  No sé cuánto se aprende del dolor, se aprende que es terrible, que se puede vivir con él, que las personas por mucho que digan son imprescindibles.

Yo perdí a mi hermana de forma accidental y fortuita, terrible, cuando ella tenía 26 años, hay un libro dedicado a ella. Y no sé qué se puede aprender de eso, pero lo que sí puedo decirte que no he vivido tan feliz como hubiera vivido con ella. Ciegamente te digo que no.  Por eso, sobre todo,  le pido a la vida que las personas a las que quiero no les pase nada y si me importa sufrir por ellos lo haré yo.

-Esa empatía y amor por los demás quedan muy patentes en tu implicación con el feminismo, ¿qué piensa al descubrir (lo dicen los estudios) que la juventud considera que la igualdad “ha llegado demasiado lejos”?

-Vivo esto de forma desoladora. Yo soy valiente, creo, cuanto menos luchadora y no pienso en mi vida bajar el puño me digan lo que me digan. Las mujeres que luchamos por la defensa de los derechos de la mujer de una forma tan firme y acérrima como yo lo hago, y no porque esté todo el día con la pancarta, porque lo hago escribiendo y no me pierdo una ceremonia o una efeméride, cada uno tiene sus almas yo tengo el arma de la palabra, no te puedes imaginar en cuántas antologías o en cuántas actividades hemos tenido que escuchar observaciones que son denigrantes.

Si las contamos a lo mejor en petit comité nos dirán que no es para tanto, pero a mí me parece que es para mucho más. Cualquier cosa que considere que la mujer ha llegado ya al tope o que no está sufriendo siempre mucho más que el hombre que no cuente con mi defensa. Que también es de aquel hombre que sufra, sí, pero que sufra por lo que sea porque por maltrato por el hecho de serlo no va a hacer como la mujer. Que sufre y padece por el hecho de ser mujer.

Yo lo hago poco, pero ¿cuántas veces tenemos que tragarnos comentarios que parece que son indulgentes con nosotras? Nosotras no estamos para eso, estamos para seguir reivindicando, para el compromiso, para respaldar a todas aquellas que están sufriendo maltrato. Que sepan que las apoyamos, por eso levantamos el puño y no cejamos en el empeño mientras haya una sola mujer maltratada. Que no es que sea una, son cientos de miles, si me dicen que no son tantas te diré que vamos a ver, ¿vamos a andar con el metro de medir? Esto no es geometría, esto no es al cuadrado. Habremos hecho algo con todas esas veces que yo he sufrido humillaciones, por mí, por ti o por ellas o por nuestras jóvenes, si vale para que alguno reflexione y diga no puede ser, no me voy a quedar parado, voy a dar ejemplo. ¿Sabes cómo me gusta mucho dar ejemplo?

“Me encantan los momentos de rebeldía cotidiana”

-Dime.

-Enseñando y mostrando que las mujeres somos capaces de apoyarnos unas a otras, de querernos. Esa solidaridad que ancestralmente se nos ha quitado y se ha dicho que es que las mujeres no somos capaces de trabajar juntas y entendernos cuando todavía los hombres tenían muchísimo más poder del que afortunadamente ahora tienen me parece que había que compartirlo basta mostrarlo y dar ejemplo. Saludarnos, no tenernos como rivales y esperar luego a que sea un hombre el que llega a casa y nos pasa la mano por la espalda. Entre nosotras tenemos suficiente, una mirada de complicidad, el saber lo que estamos sintiendo es una muestra que da más visibilidad que cualquier otra cosa. 

Me encantan los momentos de rebeldía cotidiana como el final de mi libro ‘Diario de una mujer maltratada’, en el que ella descubre su espalda porque quiere y puede. Nadie puede decirme si llevo o no escote, cómo me puedo peinar… nadie me puede censurar. No olvidamos a las mujeres que no pueden tenerlos, pero creo que el avance está en esas pequeñas cosas: en el trabajo, en no levantarte de la mesa si se acaba el agua.

-Muchas son las que precisamente reivindican estos pequeños gestos, ¿asistimos a una rebelión de lo cotidiano?

-Voy a decir una cosa que no digo nunca porque me duele, pero no me importa que quede un lastre de mujeres conservadoras y enfrentarme a ellas. Puedo ser comprensiva y entender que han recibido otra educación y han podido ser manipuladas. Esa conquista llegará. Esta es mu lucha se siempre, desde adolescente y no la voy a abandonar a pesar de que nos puedan llamar histéricas, que nos cataloguen por debajo del hombre y nos miren con despecho o desprecio. Y qué. La naturaleza me ha dado un cuerpo de mujer y una biología que abrazo.

Agradezco, eso sí, a todos los hombres que se han posicionado a nuestro favor, han sido igual de valientes. Hay lugares en los que han dado un paso adelante sin estar seguros. Y en política también hemos muchas cosas y hay mujeres que gracias a eso se sienten más seguras.

María Jesús Fuentes: “Creo que los poetas nacemos con el sello de la soledad”


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