No era cualquier equipo; era el Málaga Club de Fútbol, ese mismo que se metió en cuartos de Champions y le plantó cara al arrollador Borussia Dortmund de Jürgen Klopp hace ahora once años; ese que, pese a militar en la actualidad en Primera RFEF, es (y siempre será) un histórico de la máxima categoría del balompié español.

No era cualquier partido; era un partido clave, uno de esos cuyo recuerdo perdura en el imaginario caballa. El Ceuta llegaba como undécimo y en medio de una mala racha atravesada por la falta de gol; el cuadro malagueño, por su parte, lo hacía totalmente enchufado y metido en la exigente dinámica de competición que tanto caracteriza a la antigua Segunda División B.

Al principio, hacía un frío que pelaba; la humedad calaba hasta en los huesos. Más tarde, salía el sol; empezaban a sobrar las capas de abrigo. A pesar de todo, las inclemencias del tiempo no han afectado al aforo: el Alfonso Murube no se ha llenado hasta los topes como en tantas otras ocasiones, no, pero sí que había gente, mucha gente. A falta de datos oficiales, el que escribe estas líneas diría que han sido alrededor de 4.500 los ceutíes que han acudido en tromba a la cita. Del lado visitante, la concurrencia también ha sido dilatada.

Era (es) un equipo que está llamado a ascender; no había opción de escatimar en recursos. Pleno sabedor de ello, JJ decidía ir con todo a por el duelo. El once inicial dispuesto por el de Gerena para tratar de derribar el muro malaguista ha quedado conformado tal y como sigue: bajo palos, la titularidad ha sido para Pedro López; Saturday y Fabrizio Danese han ocupado el eje de la defensa, con Aisar y Redru por ambos carriles; Uche, Ale Meléndez y Ñito González se han situado en el centro del campo; Jota y Cedric han hecho lo propio en el frente de ataque, con Sofiane como hombre más adelantado.

Cinco tantos, tres adicionales que han sido anulados, otras cinco tarjetas amarillas... El encuentro ha sido un 'tú a tú' de auténtico manual. Lo ha sido, al menos, durante toda la segunda parte. La primera ocasión clara sería para los locales. En el minuto 19, Jota ponía un balón medido a Meléndez. La pelota se iba fuera por muy poco, pero la afición creía; había fe.

Poco antes de que el enfrentamiento llegase a su ecuador, Cedric abría la lata. El atacante ponía a los nuestros por delante en el electrónico tras un vistoso recorte cerca del área pequeña que desataba la locura a lo largo de los cuatro graderíos del fortín blanco; la afición creía aún más.

Momentos antes de que el colegiado decretase el final del primer tiempo, el cuero volvía a penetrar la meta malagueña por mediación de Sofian. El Murube volvía a estallar de júbilo. Lamentablemente, el tanto no acabaría subiendo al marcador. El linier tenía el banderín levantado; había fuera de juego.

Tras la reanudación, el Málaga se crecía en ataque. A los tres minutos de sacar desde el centro del campo, el paso adelante de los visitantes derivaba en el empate: Dioni mandaba el balón al fondo de la portería defendida por López con un zapatazo inapelable. La contienda se igualaba.

En el 56, el combinado entrenado por Sergio Pellicer se adelantaba en el luminoso. López se veía obligada a recoger de nuevo la pelota del fondo de las mallas luego de un gol que Dani Lorenzo marcaba a placer a pase de Manu Molina.

La contrarréplica llegaría en el 67. Los blancos parecían sobreponerse por momentos al duro planteamiento táctico de su hoy rival. Después de mucho empuje, Redru se adentraba en el área contraria y servía el empate en bandeja a Sofian. Unas pocas jugadas después, el goleador repetía diana. El Murube enloquecía; el Ceuta le estaba ganando al Málaga.

Los ocho minutos de descuento añadidos por el árbitro no caían nada bien entre los aficionados. Se han hecho largos, muy largos. En el 91, el Málaga veía cómo le anulaban el que habría sido el tanto de la igualada. En la grada, se escuchaban multitud de silbidos en lo que parecía un intento por poner nervioso al equipo andaluz: objetivo conseguido.

Con la victoria, los de Romero escalan nada menos que tres posiciones en la tabla clasificatoria, donde totalizan 28 puntos, siete por debajo de la franja que delimita el inicio de la zona noble. Al final, para mayor gloria de la ciudad, el derbi del campero se lo ha acabado llevando la Agrupación (es originario de aquí; hay que dejar ya a un lado el debate).