El Ingreso Mínimo Vital sigue dando mucho de qué hablar; tanto, que la Universidad de Granada ha decidido organizar toda una jornada de coloquios en torno al mismo. La institución académica ha hecho del Salón de Grados del campus universitario su particular espacio de debate para disertar este 20 de junio sobre 'Protección social y atención a la dependencia' en el marco de lo que la Facultad de Educación, Economía y Tecnología ha calificado como "un contexto de disrupción digital".

Dada la significancia del asunto a abordar, la UGR ha llamado a filas a un grupo de expertos para destapar los entresijos que se esconden tras la reglamentación que regula la concesión de ayudas de índole social. Nueve han sido en total los ponentes que han tomado parte en un seminario que, además, ha incluido varias mesas redondas.

La encargada de abrir la lata ha sido María Nieves Moreno, catedrática de Derecho del Trabajo y la Seguridad Social. La docente ha hablado largo y tendido sobre las "prestaciones de dependencia", incidiendo en "las fases por las que ha pasado la ley desde su entrada en vigor" y en los "problemas" que esta ha presentado históricamente y que presenta aún a día de hoy.

A propósito de esos mismos "problemas", Moreno se ha referido al anteproyecto que el Gobierno de Pedro Sánchez elaboró hace escasamente tres meses de cara, precisamente, a acabar con determinadas trabas burocráticas. En palabras de la ponente, el documento aspiraba a "facilitar la coordinación entre el Estado y las comunidades autónomas"; también, a "considerar la dependencia como un derecho subjetivo, universalizado y racionalizado", lo que, en cristiano, viene a significar que iba a llegar a un mayor número de beneficiarios.

Pese a su aparente solvencia, la iniciativa no estaba, ni mucho menos, exenta de obstáculos. Según relataba Moreno, el mayor inconveniente de entre todos los que se han ido presentando a lo largo de los últimos meses tiene que ver con la financiación. Sea como fuere, al haberse agotado la legislatura de manera prematura, "no se sabe qué va a pasar con la ley", por lo que solo cabe esperar acontecimientos (y rezar para que el futuro Ejecutivo no decida cargarse el borrador de un plumazo).

Tras la charla de Moreno, la organización ha reconducido el debate hacia el referido Ingreso Mínimo Vital. El actual director del Departamento de Derecho del Trabajo de la Universidad, José Luis Monereo, ha señalado que, a pesar de la diferencia que existe en lo relativo a la población objetiva, esta y el resto de prestaciones de similar naturaleza "tienen un mismo propósito: atender a personas vulnerables". "En el caso de las ayudas de dependencia, porque esas personas necesitan cuidados; en el caso del IMV, porque están en situación de pobreza o exclusión social", apostillaba.

Según Monereo, a partir de la premisa común de la necesidad, "existen determinadas diferencias", aunque siempre con la inserción entre ceja y ceja, claro está. A este respecto, el hecho de tener trabajo no exime al individuo de caer en una potencial exclusión, puesto que ese mismo trabajo puede ser "en precario" y devenir, por consiguiente, en un duro trance económico.

El educador tiene claro que "el Ingreso Mínimo Vital cubre las deficiencias y el fracaso relativo de las rentas mínimas de las comunidades autónomas", muchas de las cuales "no llegaban a la gente". "El IMV se ha configurado como una prestación estatal para, precisamente, generalizar la producción a través de la Seguridad Social, que es un organismo mucho más 'potente'", revelaba el experto.

Desde luego, las cifras están ahí. A fecha de 8 de marzo, el Estado había logrado dar alcance a más de 9.000 ceutíes con su flamante prestación, según los datos facilitados entonces por la Delegación del Gobierno. Para poner en contexto, la cifra representa casi un 12% de la población caballa, lo que convierte a Ceuta en la región de España con mayor porcentaje de expedientes aprobados hasta la fecha.

Puede que calificar de 'éxito' la enorme 'acogida' que el IMV ha tenido en nuestra urbe sea decir demasiado (máxime, cuando hablamos de un subsidio que no pretende sino reducir los niveles de pobreza), pero está claro que este ha conseguido hacer de sostén económico a muchas familias. Y se espera que sean muchas más de aquí a futuro.