La evolución natural de la población ceutí, marcada por una tasa de natalidad más alta que el resto del país, seguirá dejando un saldo anual positivo en la resta entre nacimientos y defunciones que permitirá a la ciudad autónoma ser, junto a Melilla, Baleares, Canarias, Andalucía y Murcia una de las pocas regiones españolas que no perderán población durante la próxima década.

Si se cumplen las previsiones hechas públicas este lunes por el Instituto Nacional de Estadística (INE), cambiarán los parámetros demográficos locales, pero el resultado seguirá siendo el mismo o muy parecido: cada año seremos más los residentes en Ceuta.

En primer lugar, el INE pronostica que la diferencia entre quienes se van desde Ceuta hacia el resto de España y quienes hacen en camino inverso cambiará de signo. Hasta ahora han sido más los segundos; a partir de este año, los emigrantes empezarán a ser más que los inmigrantes interautonómicos: en 2010 se fueron 260 más que los que llegaron; en 2011, 138; este año lo cerraremos con uno en positivo y 2015, con 132 en negativo. En 2022 ya habrá 336 más haciendo las maletas para irse que para venir.

A partir de este ejercicio también serán menos los extranjeros que se instalen en la ciudad autónoma: si durante los dos últimos ejercicios cerrados el saldo migratorio exterior fue positivo en más de 430 personas, este año no se llegará a 170 y durante los próximos diez años no se excederá nunca de los 300.

En ocho comunidades (Galicia, Castilla y León, Principado de Asturias, País Vasco, Aragón, Extremadura, Cantabria y La Rioja) el número de defunciones superará al de nacimientos entre 2012 y 2021. No así en Ceuta, donde los alumbramientos superarán en más de 700 a las muertes cada año (cien cada ejercicio más que durante los últimos).

Con estas cifras, si se cumplen los augurios del INE, el 1 de enero de 2022 habrá 84.471 vecinos de Ceuta, 10.000 más de las que estaban empadronadas aquí en 2010 y 7.500 más de las que iniciaron este año como residentes (76.981).

Los datos globales del país, tendencia contraria

La simulación realizada por el INE muestra el continuo proceso de envejecimiento al que se enfrenta nuestra estructura demográfica, que se ve acelerado por el descenso de la natalidad y los saldos migratorios negativos. Los mayores crecimientos de población se concentrarían en las edades avanzadas. Concretamente, en 2052 el grupo de edad de mayores de 64 años se incrementaría en 7,2 millones de personas (un 89%) y pasaría a constituir el 37% de la población total de España.