El estamento militar está de celebración. La Comandancia ha conmemorado este soleado 26 de noviembre de 2023 el que ha sido el vigesimosexto aniversario de la creación del Batallón del Cuartel General. Lo ha hecho -como en toda efeméride castrense de similar naturaleza- por medio de una vistosa parada militar.

El evento ha transcurrido al completo en el acuartelamiento General de Ejército Pardo de Santayana, sede de la Jefatura del Batallón. Allí, en la parte baja de El Serrallo, un buen puñado de civiles y militares han presenciado una formación que Marcos Llago ha descrito -al término de la misma- como "sobria pero solemne, sencilla pero llena de orgullo". La reseña, desde luego, no ha podido ser más acertada.

Pese a que estaba previsto que el acto arrancase al compás del tradicional cañonazo de las doce, la tropa hacía su entrada en el patio de armas de la Base Teniente Ruiz quince minutos antes de lo previsto. Tras formar en el lugar, hacía acto de presencia en este el propio comandante general, quien llegaba a la zona con suma puntualidad acompañado por buena parte de su plana mayor.

Nada más llegar a la plaza, Llago se subía a lo alto del púlpito que lo acreditaba como máxima jerarca de la ceremonia. Inmediatamente después, el teniente coronel de Artillería Antonio Ruiz González, jefe del Batallón, se aproximaba a él para solicitar el permiso necesario para dar inicio a la gala, que empezaba con un obligado pase de revista.

Antes de dar paso a la ronda de condecoraciones, Eduardo Hernández, Jesús Laguna y Jonás Díaz, tres veteranos (y conocidos) funcionarios del cuartel, eran llamados a filas a través de la megafonía para renovar su juramento ante la bandera nacional. El pretexto: su inminente entrada en situación de reserva.

Refrendado el acatamiento a la disciplina castrense, las autoridades presentes en el recinto comenzaban a imponer las medallas a los casi treinta efectivos propuestos para ser galardonados. La parrilla de condecorados ha quedado tal y como sigue:

Real y Militar Orden de San Hermenegildo

-Brigada Jorge Martínez Asencio

-Brigada Sebastián Domínguez Espinosa

Cruz del Mérito Militar con Distintivo Blanco

-Capitán Jesús Laguna Argüello

-Subteniente Antonio Siles Reches

-Subteniente Jaime Muñoz Revilla

-Brigada Mónica Valero Baza

-Sargento Carmelo Santana Rivero

-Sargento Christian Chicha Arboleda

-Cabo Rafael Barmón Segado

-Cabo Eusebio Lebrón Quiñones

-Cabo Francisco Ruiz Cano

-Cabo Jorge Carrasco Rodríguez

-Cabo Lucía Narváez Hernández

-Cabo Omar Mohamed Mohamed

-Cabo Jesús Jiménez Villalba

-Soldado Laura Marín Mata

-Civil Ramón Rivas Peralbo

Cruz a la Constancia en el Servicio

-Cabo Jorge Carretero Quero

-Cabo José Antonio Delicado Jiménez

-Cabo Rafael Barmón Segado

-Cabo Antonio Rivas-Martín Arroyo

-Cabo Gabriel Barrera Molina

-Cabo Ángel Torres de Lara

-Cabo Gema de Torres Durán

-Cabo Cristian Zea Arévalo

Impuestas cada una de las veintisiete insignias, llegaba el momento de homenajear a todos cuantos han dado su vida por España a lo largo de la historia. "Lo demandó el honor y obedecieron; lo requirió el deber y lo acataron; con su sangre, la empresa rubricaron; con su esfuerzo, la patria engrandecieron", pronunciaba la relatora. "No quisieron servir a otra bandera; no quisieron andar otro camino; no supieron vivir de otra manera", concluía.

Mientras la música sonaba de fondo, la viuda y la hija del recientemente fallecido guardia civil Francisco de Asís Espinosa depositaban cuidadosamente una vistosa corona de laurel a los pies del monumento a los caídos. Visiblemente emocionadas, Dolores González y María Espinosa se alejaban del monolito mientras, por sus cabezas, rondaba la imagen del difunto benemérito.

Ya sobre el final, un grupo de soldados disparaba al aire una sonora salva que servía para poner el broche a la ceremonia. "Sobria pero solemne, sencilla pero llena de orgullo", decía Llago. No se equivocaba.