
No es una festividad cualquiera; es la festividad. La Comunidad Hindú ha celebrado este 21 de septiembre por todo lo alto la que, sin lugar a duda, constituye una de las citas más importantes de su calendario religioso: el aarti final en honor a Ganesh, deidad brahmánica de la sabiduría.
Luego de un primer culto que ha transcurrido a puerta cerrada en el interior del templo, la efigie salía cual paso de Semana Santa a hombros de un grupo de valientes. El cortejo partía de Echegaray pasadas las seis y media de la tarde entre ritmos de tambor, alabanzas, cánticos, vítores y algún que otro grito de júbilo.

La imagen ha estado arropada por varias decenas de fieles durante la práctica totalidad del traslado. Así ha sido hasta que, luego de un paseo de pocos minutos entre miradas de paseantes y curiosos, Ganesh llegaba, por fin, a la plaza Nelson Mandela, donde más de un centenar de ceutíes esperaban ansiosos para presenciar el momento culmen de la ceremonia.

La glorieta del Revellín ha sido escenario de un populoso rito en torno a la divinidad. Una vez en el lugar, las autoridades religiosas y civiles allí presentes han oficiado el que ha sido el ultimísimo aarti de todos los que había programados: Rafael García, Alejandro Ramírez y Pilar Orozco han sido los dichosos encargados de llevarlo a término.

El incienso y las ascuas daban paso al momento que todos esperaban: la inmersión de la figura. Al estar esta última fabricada en material biodegradable, su disolución está más que asegurada. No solo eso: los componentes no son tóxicos, por lo que el agua no queda contaminada por la mezcla.

Mientras Ganesh consumaba su dilución, un grupo de bailarinas de la Escuela de Danza Weil ponía ritmo a un ambiente ya de por sí caldeado. Pese a los gritos de "¡Otra, otra...!" del público asistente, la coreografía, llegada a su fin, no iría seguida de un bis.

Levantado el acto, varias decenas de paseantes se apresuraban a guardar cola para hacerse con uno de los frascos de agua bendecida por el dios más conocido del panteón hinduista. En esta ocasión, la botella iba acompañada de una bolsa de frutos secos.

Ya con Ganesh hecho líquido, se inicia, de nuevo, la cuenta atrás para que tanto hindúes como el resto de vecinos ceutíes vuelvan a ser testigos de un evento en el que, por fortuna, pocas veces faltan el jolgorio y la diversión.
