ENTREVISTA

Gabriel Domínguez: "La inmigración cuando llegué estaba en su punto álgido, nada que ver con lo de ahora"

Gabriel Domínguez: "La inmigración cuando llegué estaba en su punto álgido, nada que ver con lo de ahora"
El coronel Gabriel Domínguez de la Guardia Civil en su despacho
El coronel Gabriel Domínguez de la Guardia Civil en su despacho. / A.I.
El coronel deja el mando de la Comandancia de Ceuta para pasar a la reserva y repasa en una entrevista su trayectoria profesional

El coronel Gabriel Domínguez (Jimena de la Frontera, 1962) deja el mando de la Comandancia de la Guardia Civil en Ceuta. Vinculado al cuerpo por su padre, vivió en distintas etapas en la ciudad y es testigo de su evolución. Alegrías, conmoción y también satisfacción se juntan en la figura del coronel que en una entrevista con Ceuta al Día desgrana gran parte de su trayectoria.

¿Cómo fue su infancia?

Nací en Jimena de la Frontera (Cádiz) pero por cosas de la profesión de mi padre no viví en el pueblo más que unos meses. Me fui pronto a Punta Paloma (Tarifa), donde estaba destinado. Él era Guardia Civil, de hecho se retiró como brigada aquí en Ceuta. Con él recorrí muchas localidades Cádiz y en mi infancia y juventud llegué a estar en Ceuta hasta en tres ocasiones. Desde los 9 hasta los 17 años, luego cuando pasé por la Academia y luego todavía de soltero seguía viniendo a Ceuta.

Entonces, ¿la vocación le viene de familia?

El haber vivido en cuarteles por media provincia de Cádiz ha influido enormemente en que mi vocación, ya muy temprana, fuera ingresar.

¿Cómo empezó en el cuerpo?

Pues en 1981 entré en la academia general militar y allí estuve hasta el 86. Vine por aquel entonces por tercera vez aquí a Ceuta. De hecho aquí me compré mi primer coche.

¿Cuál era?

Un Opel Kadet (ríe).

De ahí a su primer destino…

Sí, fui la comandancia de Guipúzcoa como toda mi promoción, pero sin la plaza consolidad. Estuve tres meses Azcoitia. Aquello era un cruce de caminos lejos del casco urbano. De lo más peculiar. Encima en una época muy marcada por la banda terrorista ETA (Euskadi Ta Askastasuna). Estando allí salió la posibilidad de hacer el curso de adiestramientos especiales, quizá debido a esa soledad que sentía, en medio de la nada del centro de la provincia, me animé, me presenté y lo aprobé. Gracias a eso fui destinado a los GAR en San Sebastián. De aquella vivía en Fuenterrabía ahí pasé mi época de teniente hasta que ascendí, y escogí la compañía de Marbella, en la que tuve nada mas llegar la alegría de tener a mis dos hijos.

El coronel Gabriel Domínguez de la Guardia Civil en su despacho
El coronel Gabriel Domínguez de la Guardia Civil en su despacho

Vaya cambio, al sur…

Pues sí, Marbella me marcó mucho y luego pasé unos últimos años en el Puerto Algeciras. Además, antes de ascender en comisión de servicio estuve en Mozambique, formando a los policías de allí.

Y de repente, vuelve a Ceuta un tiempo…

Eso es. En el año 1999 vine destinado en Ceuta, hasta el 2005, estaba de segundo jefe de la Comandancia en una época en la que la inmigración vivía su punto álgido, nada que ver con ahora. Por motivos personales los últimos años de comandante me trasladé a Málaga para ascender a teniente coronel. En ese punto solicité las comandancias de Huelva y Cáceres y al final acabé en Extremadura como jefe.

Otro cambio sustancial, ¿no?

Efectivamente, era una comandancia muy distinta a lo previo. También pasé por Sevilla antes de ascender a coronel y luego por Madrid, antes de que saliera la vacante de Ceuta. Era la ilusión de toda mi vida venir de jefe aquí, mi padre hubiera estado muy orgulloso (ojos llorosos).

Volviendo atrás, ¿cómo era la Ceuta que recuerda de su infancia?

Pues los recuerdos son inmensos. He vivido en San Amaro, en Poblado Sanidad y en la propia Comandancia. Siempre en barriadas. Las calles que recorría cuando era niño me parecían autopistas y ahora me parecen callejones. Era la visión de un niño que no se preocupa por las cosas importantes de la vida. La estética de la ciudad ha cambiado mucho. Los negocios eran los típicos bazares sobre todo hindúes y de ahí eso ha transicionado a lo que es ahora Ceuta, una ciudad como las del resto de España.

¿Le parece que sigue manteniendo algo de aquella personalidad?

La personalidad esta ahí. Las cuatro culturas se siguen manteniendo. La cosa es que de aquella la actividad económica era ese comercio de los bazares. Venían españolas y portuguesas a llevarse el radiocasete Pioneer que no podían conseguir en la Península, gracias a que esto era puerto franco. Por lo demás, yo vivía en un barrio y jugábamos al fútbol por la calle. No había tantas instalaciones deportivas, estabas todo el día por ahí. Ahora los niños hacen más vida en actividades extraescolares y en casa.

¿Recuerda el trabajo que hacía su padre como Guardia Civil? ¿Dista mucho de lo que ha tenido que hacer usted?

Pues a ver, él estuvo de cabo, sargento y brigada, obviamente su trabajo distaba mucho del de un comandante o coronel. Si es cierto que los servicios en la frontera eran mucho más tranquilos, no había valla ni ningún obstáculo. Los guardias iban a los fuertes a pasar entre una semana y un mes. Yo me acuerdo de ir con mi madre a llevar la comida al fuerte del Príncipe. Pasabas, todo el mundo te saludaba y había una sintonía que no hay ahora. Contrabando había de alimentos, no de tabaco ni de drogas prácticamente, era totalmente diferente.

Una cosa que llama la atención en la ciudad es la naturalidad con la que agentes o militares de uniforme van a hacer sus recados diarios, ¿por qué cree que hay esa naturalidad con las fuerzas de seguridad y las Fuerzas Armadas?

Claro, hay que pensar que aquí ha llegado a haber diez mil soldados a los que sumar, entre Policía Nacional, Local y Guardia Civil, otros 1.500 efectivos. Este siempre ha sido un lugar muy seguro, nadie va a atentar contra otra persona si sabe que el que va de paisano tiene altas probabilidades de ser guardia o policía. Eso da un plus de seguridad. Yo que he vivido en sitios en los que ir de uniforme por la calle era peligroso. Por ejemplo, Madrid, País Vasco y en alguna época incluso en Málaga. En otros sitios ir de uniforme estaba casi prohibido, sin embargo Ceuta quedaba completamente libre de ello.

¿Cuál es la primera intervención que recuerda ya como coronel en Ceuta?

Me acuerdo perfectamente de una de las primeras. Fue un caso de la Policía Judicial sobre trafico de drogas en el Príncipe. Fueron momentos duros porque haciendo el registro en una casa donde encontramos droga, la población rodeó la vivienda y nos llegaron a tirar una maceta. Se solventó bien, se calmaron los ánimos y logramos llevarnos detenido al propietario de los estupefacientes.

El coronel Gabriel Domínguez de la Guardia Civil en su despacho
El coronel Gabriel Domínguez de la Guardia Civil en su despacho

¿Estaba ya en aquel momento el drama a de la inmigración tan presente?

Fueron los años en los que empezó la obra de la valla nueva, estábamos fuera del Espacio Schengen y aprovechando que no había valla, noche sí y noche también había intentos de entrada masiva por varios puntos. Ahora es mucho más esporádico.

¿Cómo hacían para controlar la situación?

Con mucho personal de servicio y apoyo de los militares. Podíamos ser trescientos. Cuando se estaba demoliendo la valla anterior se abrían agujeros grandes y por ahí entraban. Fue un momento de mucha presión. De aquella en el CETI, que no es lo de ahora, había tres mil personas.

De su trayectoria como coronel, ¿qué momento le ha marcado más?

Lo que mas te marca son cosas que no puedes prever, por lo tanto pienso en la pandemia. Hemos pasado malos momentos en cuanto a guardias infectados, disminuyendo el potencial de servicio. Tampoco se podía prever el asalto masivo por mar por el Tarajal, en mayo de 2020. Evidentemente, todos nos vimos desbordados, todas las instituciones. Eso requiere de un esfuerzo añadido y la Dirección General nos ayudó enviando personal y materiales.

¿Cuál ha sido el momento más satisfactorio de su trayectoria?

El más satisfactorio quizá sea la despedida que me está haciendo todo el mundo. Sentir el apoyo de tus subordinados, delas instituciones militares y el reconocimiento al trabajo. La gente cree que el trabajo se ha hecho bien y quizá eso es lo mejor.

Por contra, ¿cuál ha sido el más triste y por qué?

Hemos dejado atrás muchos compañeros, en acto de servicio o no, y yo creo que eso siempre te marca. Personalmente tengo el de mi hermano que también era coronel. También el tema del salto masivo. La tragedia del mar en la inmigración también te marca, tenemos el trabajo de controlarlo, pero cuando ves cosas como las que pasan con muchos inmigrantes fallecidos, te duele. También resaltar que intervine en el asunto del Perejil, en primera línea, justo cuando pasó. Nos desplazamos a comprobarlo y luego ya se metió el Gobierno.

¿Cambiaría algo de su trayectoria?

Nunca me ha gustado mirar al pasado. Miro al futuro y al presente. El decir qué hubiera pasado si cambiara algo seguramente hubiera hecho que cambiaran otras cosas que me gusta como están. Tomas decisiones y hay que ser responsable con ello, salga bien o mal.

Ahora que pasa a la reserva, ¿cómo espera que sea su día a día?

Voy a seguir trabajando en una vacante de reserva, a las ordenes del general de la zona. Lo que cambiará es que el teléfono no me sonara las 24 horas en estos próximos cuatro años.

Gabriel Domínguez: "La inmigración cuando llegué estaba en su punto álgido, nada que ver con lo de ahora"


Entrando en la página solicitada Saltar publicidad