Juan Ignacio Mendiguchía es militar, como su padre y como antes lo fuera su abuelo. Nació en Ceuta, aunque "por desgracia" no se ha criado en la ciudad, en la que ahora vive como parte del Regimiento de Artillería Mixto nº30 (RAMIX-30) y donde ha protagonizado una conferencia sobre su gran pasión, bajo el título 'Los artilleros olvidados'.

Su pasión militar, viene de familia, ¿no?

Sí. Yo soy militar porque mi abuelo fue militar, mi padre también y yo, pues lo mismo. La tradición pura y dura. Siempre he vivido con la maleta en la mano y no me ha disgustado. El ambiente castrense militar siempre me ha gustado, me identifico con los valores de esta procesión.

En su infancia no paró quieto...

Es la vida de hijo de militar. Estas una temporada aquí cuando naces y luego te pones a dar vueltas por España. Llegué destinado en el 1987, y entretanto he estado fuera por temporadas, pero la mayor parte del tiempo aquí. De chaval pasé por Madrid, Valencia y mi periodo de estudiante fue en Ronda.

Ceuta parece tener algo especial para los militares, ¿qué la diferencia del resto de sitios en los que ha estado?

Estar en Ceuta es como estar en una familia. Gracias a dios aquí conviven todas las armas y todas juntas. Nos llevamos entre todos muy bien y no hay rencillas internas. Cuando he estado en otras unidades fuera, los artilleros estaban con los artilleros y apenas tenían relación con otras unidades.

¿Ha participado en misiones?

Estuve en el Líbano en el 2010, cuando se desplegó allí a militares de Ceuta. La verdad que fue una experiencia muy positiva en lo personal, por todo lo que aporta relacionarte con otra cultura totalmente distinta. Conocerlos y que ellos nos conocieran a nosotros, para mi supuso llenarme de orgullo español, porque nos valoraron muy bien. Allí colaboré también con el programa Cervantes enseñando español a la gente del Líbano y eso me llenó mucho.

¿Qué hizo allí en el Líbano, además de enseñarles castellano?

Estaba dentro de un equipo de colaboración entre la fuerza y la población, lo que hacíamos era entrevistarnos. Administrar los equipos, como suboficial y reunirnos con los alcaldes, con los representantes de las ciudades y trasladar sus inquietudes a las fuerzas, para luego resolverlas. Les poníamos farolas o les hacíamos polideportivos.

Siendo artillero, ¿ha disparado alguna vez contra un enemigo?

Hemos disparado en prácticas, pero nada más. De hecho la conferencia, que he dado relata esa primera experiencia mía como artillero y luego un suceso desastroso en una batería de costa en Menorca.

¿Qué sucedió?

Mira, cuando llegue a Ceuta me comentaron la historia muy por encima y durante 36 años me he quedado espinita clavada por saber lo que había ocurrido en Mahón en el 53. Aprovechando que mi hija está destinada allí..

Un segundo, dice destinada, ¿es también militar?

No (ríe). Es el deje. Está trabajando allí. Mis dos hijas son ingenieras. No tengo descendencia militar, por desgracia.

Prosiga con el suceso balear...

Cuando fui a verla le comenté que había habido un suceso que acabó con 23 artilleros muertos en la batería de costa, pero no le pude explicar más. Entonces me puse a investigar por internet. Uno de ellos lo daba el hijo de un alférez allí destinado el día del accidente. De ese ese extraje toda la información.

Entonces, ¿cuál fue el motivo de la muerte de tantos soldados?

Pues precisamente en la conferencia he explicado la diferencia entre una deflagración y una explosión. Aquel día se juntaron varias circunstancias desafortunadas, de esas que nunca pasan. Para empezar había mas soldados de la cuenta, era el primer tiro del día y los puestos estaban doblados. Había 36 en vez de 15. En ese momento se produce un accidente con las pólvoras. Una deflagración, una combustión instantánea de la pólvora con una llamarada gigantesca. Se sabe que no fue una explosión porque la pieza está intacta. De hecho en el 89 la visitó el rey e hizo un disparo.

En su ponencia ha tratado de poner de relieve la labor del artillero, ¿cree que la sociedad y el propio Gobierno valoran la labor del Ejército en su conjunto?

Yo pienso que sí. Cien por cien. Donde más se ve el valor que la gente le da al Ejército no es precisamente en Ceuta. Cuando tienes una joya y la tienes en la mano no la aprecias tanto como cuando se la ves a otro en la mano. En pueblos de Andalucía, de Extremadura, la gente mira a La legión, mira a la UME y las valora. El gobierno por supuesto que sí. Sabe lo que es y el compromiso que tiene el Ejército.