La oferta gastronómica que puede encontrarse en las casetas de Feria resulta frecuentemente sencilla y previsible, aunque no por ello menos apetitosa. El recinto ferial ceutí tiene sus lugares de referencia para quienes las fiestas no se reducen solo a compartir copas con los amigos o visitar con los más pequeños la calle del Infierno. Uno de ellos es «El Señorío», un espacio de encuentro regentado por cuatro amigos que año tras año se lanzan a la siempre compleja empresa de levantar una caseta.
Javier Vereda, uno de los cuatro socios de «El Señorío», sabe de las dificultades que entraña plantarse en la Feria con una oferta que resulte atractiva a los ceutíes: «Vamos año a año, y lo vivimos con la tensión propia de la Feria».
Otro modelo de caseta queda representada en «El Zafarrancho», un establecimiento nacido sin ánimo de lucro, patrocinado por la Comandancia General y gestionado y atendido por un grupo de jóvenes vinculados en su mayoría a la familia militar. Margarita Hernández Rocha es una de las entusiastas trabajadoras de la caseta. «Me encanta dar de comer a la gente, que como tiene ganas de disfrutar en la Feria viene con una sonrisa», explica Margarita.