Son depositarios de grandes (ingentes) cantidades de conocimiento. Han vivido de todo: cambios políticos, crisis económicas, tensiones diplomáticas... Algunos (los más veteranos), hasta presenciaron la guerra civil. Hoy, 18 de diciembre de 2023, los mayores del IMSERSO han visto aumentada su ya de por sí dilatada nómina de vivencias. Lo han hecho -al tiempo que ampliaban su también inabarcable saber- de la mano de la Fundación Museo del Mar. El pretexto era bien simple: revelar al colectivo los secretos más inaccesibles de nuestros fondos marinos.
La gustosa encargada de ejercer de maestra de ceremonias ha sido Blanca Valero, una bióloga autóctona que, a pesar de su corta edad y de su aún limitado recorrido profesional, se ha ganado a pulso lo de dar charlas. Su vivacidad y su buena mano para la divulgación le han valido la confianza de la entidad que custodia las reliquias que alberga el lecho caballa. Y eso ya es decir mucho.
Durante algo menos de una hora, el Centro Social de Mayores se ha transformado en un escenario próximo a los que National Geographic acostumbra a exhibir en sus documentales. Tal y como sucede cada vez que Blanca recibe la encomienda de disertar sobre el medio ceutí, la exposición que hoy nos ocupa ha ido acompañada de 'material didáctico', a saber: restos fósiles, huesos, conchas, algas y hasta residuos plásticos (esos mismos que acaban en los océanos por mediación del hombre).
Blanca tiene claro que "Ceuta es una ciudad privilegiada en lo que a medioambiente se refiere". No habla gratuitamente; lo hace con conocimiento de causa: aunque poco conocida por parte del ceutí de a pie, la biodiversidad del estrecho de Gibraltar "es enorme". La antigüedad de la zona y los 'caprichos' de la evolución tienen la culpa de que así sea. Las especies, desde luego, son incontables.
Para sorpresa de muchos, el hábitat del Estrecho va bastante más allá de aquello de ver delfines mientras uno va a bordo del ferry de camino a Algeciras. "Hay muchísima riqueza biológica", aseguraba la ponente, que ha tenido a bien enseñar a su público alguna que otra muestra de esa misma "riqueza". Una de ellas era un ejemplar del llamado 'coral anaranjado', un característico animal formado por pólipos cuyo nombre científico -en latín- le costaría pronunciar, incluso, al mismísimo emperador Adriano (inténtalo si quieres: Astroides calycularis).
Aun siendo el calycularis muy fácil de ver por lo chillón de sus colores, no es muy habitual encontrarse con uno a pie de costa; tampoco con el resto de los organismos -vertebrados o invertebrados- que pueblan las aguas del Alborán. El único momento en el que estos desconocidos seres se presentan en sociedad es cuando hay algún temporal y acaban varados en la playa. De no darse ese remoto supuesto, ya te puedes ir enfundando el neopreno y bajar hasta las profundidades si quieres ver in situ a cualquiera de estas criaturas tan 'exóticas'. Suerte con ello.