Llegó el día, el principio del fin: la calle Isabel Cabral va camino de quedarse sin su preciada línea de aparcamiento. El área de Fomento dio inicio hace escasos días a las obras destinadas a ensanchar la calzada que atraviesa la zona de punta a punta. El pretexto: un informe de los Servicios de Emergencia.

El Gobierno local lo anunció sin anunciarlo a principios del pasado septiembre. Fue el día 4 del citado mes cuando la Ciudad sacó a licitación los trabajos de remodelación de la vía. La explicación entonces ofrecida por la Administración local fue bien simple: la pretensión era (es) "mejorar la accesibilidad en el entorno peatonal y facilitar el acceso de vehículos de emergencia". Sin más.

La decisión no se tomó porque sí: tras ella, hay un documento técnico que alude, precisamente, a las dificultades para acceder al lugar a bordo de vehículos de gran tonelaje. Y es que, tal y como estaba la calle hasta antes de que dieran comienzo las reformas, resultaba "imposible" que una dotación del SEIS penetrara en ella en caso de producirse un incendio o un accidente similar.

El objetivo principal de las labores pasa, por tanto, por ampliar el ancho útil de la calzada para, así, hacer que las ambulancias y los camiones de bomberos puedan adentrarse en el lugar sin mayores problemas. De paso, Fomento aprovechará para "renovar los pavimentos exteriores".

A la vista del riesgo aparentemente existente, ni que decir tiene que la actuación es más que entendible. La parte mala, claro está, será la eliminación total de los espacios aún habilitados para el estacionamiento de coches y motos. "No sé con seguridad si será así, pero entiendo que sí", detalló Alejandro Ramírez hace ahora cuatro meses. "La idea es dejar un acceso en condiciones", argumentó entonces el portavoz del Ejecutivo.

Ciertamente, la línea a suprimir no da para más de seis o siete coches en cordón, pero ya son seis o siete coches menos en lo que se ha convertido en todo un 'suma y sigue' de destrucción de sitios para aparcar. Por suerte (o por desgracia para el bolsillo medio), siempre nos quedarán la zona azul y los parkings que gestiona AMGEVICESA.

Cabe mencionar que el presupuesto destinado a las obras quedó fijado en 47.307 euros. El plazo de ejecución, en dos meses, por lo que, salvo imprevisto, el ruido de los taladros y los martillos hidráulicos debería haber desaparecido por completo a principios de marzo.