Aunque las autoridades españolas siguen posando para la foto y asegurando a los micrófonos que la situación está controlada y que la presión migratoria irregular sobre Ceuta y Melilla es "muy baja", entre bambalinas el Ejecutivo de Zapatero parece haber decidido tomar cartas en el asunto ante Rabat para atajar la deriva de los acontecimientos. Según informa en su edición de este viernes el diario 'El País', el Gobierno central ha "multiplicado" sus "gestiones discretas" para convencer a Marruecos "de que haga mayores esfuerzos para frenar la inmigración irregular por mar a Ceuta y Melilla que se ha disparado desde principios de junio".

La información, firmada por Ignacio Cembrero citando "fuentes conocedoras de su gestión", explica que el director general de relaciones internacionales en el Ministerio de Interior, Arturo Avello, ha estado esta semana en Rabat para verse con Khalid Zerouali, responsable de inmigración y control fronterizo.

Khalid Zerouali habría "dado a entender" que las fuerzas de seguridad marroquíes han estado "muy absorbidas por la supervisión del desarrollo del referéndum, del 1 de julio, sobre la nueva Constitución, pero que se dedicarán de nuevo de lleno a sus tareas habituales".

Además, el periódico del Grupo PRISA adelanta que Francisco Velázquez, director general de la Policía y de la Guardia Civil, viajará el lunes a la capital marroquí para abordar, entre otros temas, la llegada de subsaharianos a nado o en balsas a las dos ciudades autónomas.

Desde principios de junio han desembarcado en Ceuta 179 inmigrantes irregulares, según fuentes de la Delegación del Gobierno. A Melilla han llegado, según un recuento no oficial, 207 por mar y cuatro por tierra.

Fuentes policiales han señalado a Ceutaldia.com que el cambio de la coyuntura migratoria alrededor de las ciudades autónomas se remonta aproximadamente a hace un año, cuando Marruecos comenzó a negarse a recibir a cualquier subsahariano que, después de haber salido de sus costas, sea localizado en el mar. Durante las últimas semanas la permisividad ha llegado a tal punto que los subsaharianos han sido atisbados por las cámaras de la Guardia Civil ubicadas en la frontera del Tarajal arrojándose al agua a pocos metros del paso de Bab Sebta, donde existe presencia policial marroquí permanente y numerosa.