Si eres de aquí o llevas tiempo viviendo en la ciudad, puede que te hayas percatado de su existencia. Si no, tampoco es de extrañar. No lo es porque pasa bastante desapercibido; lo último que haces nada más bajarte del barco y abandonar la estación marítima es fijarte en él. Sin embargo, ahí está; ahí lleva desde hace años.

A simple vista, parece lo que es: un monolito, una escultura con forma de 'L' gigante tallada en piedra. "Nosotros servimos", reza su principal inscripción, la más vistosa. "Bienvenidos", expone su siguiente anotación. Sus consignas no dejan lugar a la interpretación: es una obra similar a esas que los ayuntamientos de las grandes ciudades lucen en sus rotondas para indicar a los viajeros que se han adentrado en su término municipal.

El monumento en cuestión lleva la rúbrica del llamado 'Club de Leones', una macroorganización que agrupa en su seno a empresarios de todo el planeta. Al ser Ceuta una ciudad turística (o eso dicen), el creador tuvo la gentileza de incluir un 'Wellcome' justo debajo del letrero principal. La idea era bien simple: que todo aquel que llegase a nuestra urbe vía ferry recibiese su correspondiente bienvenida sin importar qué idioma hablase. El problema es que no se hizo del todo bien...

Si sabes algo de inglés, es probable que estés pensando que el que escribe estas líneas se ha equivocado. "Es 'welcome', con una sola 'L'", pensarás. Estás en lo cierto, queridísimo lector, pero el error no es nuestro: por lo que sea, quien mandó inscribir la palabra no dominaba en exceso la lengua materna de Lady Di. Por lo que sea.

Pese a conocerse en España (y en América Latina) como 'Club de Leones', su nomenclatura original es Lions Club International. Sí, en inglés. Quienes integran la organización podrían haber tirado de algún contacto del extranjero para recibir asesoramiento personalizado, pero no: optaron por fiarse de su propio criterio. El resultado es el que es: un 'Wellcome' inmortal, perpetuo.

Por contextualizar: la cosa sería comparable -salvando las distancias- a que un británico medio te recibiera en el London City Airport con un letrero en el que figurara un 'benvenido', un 'bienvendo' o cualquier otro palabro similar. Reconócelo: pensarías "vaya tela con estos ingleses...".

De acuerdo, corramos un tupido velo y aceptemos pulpo como animal de compañía: reconozcamos que, hace años, WordReference y los traductores de Google y Microsoft no estaban tan a la orden del día como lo están en la actualidad. Lo que, no en balde, sí que tenía por la mano cualquier ciudadano de a pie era el clásico diccionario español-inglés. Daba igual que llevase o no en portada el resplandeciente rótulo de 'Oxford' o una inscripción genérica; las traducciones eran (son) las mismas.

A decir verdad, no hablamos de un caso aislado: resulta muy, pero que muy habitual encontrarse con gente que mete una 'L' de más al dar la bienvenida en inglés. El motivo es bastante sencillo: 'well' se suele traducir al español como 'bien' o 'bueno'; 'come', como 'venir'; de ahí que exista tanta confusión.

Gramática aparte, no deja de sorprender que los promotores de la obra no se dieran cuenta de tan sobresaliente pifia. Sorprende más aún que tampoco cayese en ello nadie de la Administración: ni dirigentes ni funcionarios ni asesores... Nadie es nadie (si William Shakespeare o Winston Churchill levantaran la cabeza...). Una cosa parece clara: hay que aprender más inglés.