Contemplación olímpica sin pasión


Contemplación olímpica sin pasión
Los primeros Juegos Olímpicos que recuerdo totalmente consciente son los de Los Ángeles en 1984. En aquella época España no tenía demasiadas aspiraciones y la plata en baloncesto fue un sorpresa unida a la no presencia de la Unión Soviética. No sólo se podían ganar pocas medallas, sino que además los españoles no solían llegar [...]



Los primeros Juegos Olímpicos que recuerdo totalmente consciente son los de Los Ángeles en 1984. En aquella época España no tenía demasiadas aspiraciones y la plata en baloncesto fue un sorpresa unida a la no presencia de la Unión Soviética. No sólo se podían ganar pocas medallas, sino que además los españoles no solían llegar a demasiadas finales ni semifinales.

Uno veía los Juegos, en plena madrugada, por el puro placer del deporte televisado. Daba igual que fuera un partido de voleibol femenino entre dos selecciones cualesquiera que una estupenda competición de tiro con arco. Era contemplación sin pasión.

Ahora con los Juegos de Invierno en Vancouver pasa algo parecido. Los olímpicos españoles de las nieves y del hielo se parecen un tanto al equipo que estuvo en Los Ángeles. Uno puede ver deportes y disciplinas que normalmente no son retransmitidas en España y que, cada cuatro años, tienen sus horas de gloria en nuestras pantallas. Se sienta a disfrutar de algo que puede que no entienda mucho pero que, en mitad de esa ignorancia, atisba su valor.

[Convencido estoy que España logrará una medalla después de la publicación de esta entrada. Gafado que estoy]

Archivado bajo:Canadá, Celtiberia, Deportes, Muy personal, Olimpismo, Televisión
Posted originally: 2010-02-19 18:00:47

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