Como hacer el tonto en Madrid


Como hacer el tonto en Madrid
Desde que tengo uso de razón, no recuerdo que los socialistas de Madrid se hayan puesto de acuerdo en algo. Toda la vida, la elección del candidato ha sido siempre un vía crucis que además, siempre ha gozado de la peor publicidad que puede tener un partido: protagonizar el ridículo diario de los medios de comunicación. Algo que, por cierto, es muy común entre el PSOE allá donde es incapaz de ganar al PP, por ejemplo, en la Comunidad Valenciana.

Pasó cuando cayó Barranco y cuando la gente se hartó de Leguina. Y las opciones fueron siempre impuestas desde la federal, con la intención de impulsar con un "gran candidato" al partido. Ahí quedaron para la historia los carteles con gente como Fernando Morán (candidato "renovador" con 73 años en 1999), Cristina Almeida (del PCE al PDNI, y de ahí, a candidata del PSOE). Aquel año el batacazo fue estupendo. En 2003 llegó Trinidad Jiménez y muchos creían que lo tenía hecho. Fracasó contra Gallardón. Y Esperanza Aguirre ganó en la segunda vuelta gracias al nunca aclarado Tamayazo. Un gobierno de coalición con IU fue lo más cerca que ha estado el PSOE del poder madrileño en décadas. Ahora bien, que aquello ahora suena a medieval. Lo mejor vino en 2007. Después de meses mareando la perdiz, dejando caer que se iban a presentar Felipe González, José Bono, Maria Teresa Fernández de la Vega o Antonio Gutiérrez, aparece en escena Miguel Sebastián, el hoy discreto ministro, que se hizo famoso por visitar un túnel encharcado y por sacar a relucir affaires personales de Gallardón en plena campaña. Una fiera que no llegó ni a tomar posesión de su acta de concejal.

Lo peor para el partido es la lucha a muerte que se deduce de las filtraciones que envían unos y otros a sus medios de comunicación. Los mismos que quieren garantizar su dominio del partido, son los que lo matan. Todos aquellos que han militado en el PSM saben que dar un paso adelante es el pretexto perfecto para ser pasto de los leones. Hay varias familias (¡sobreviven los guerristas!) que se llevan a muerte y que mercadean con el poder con un único objetivo: el de cortar la pana en un partido incapaz de presentar una oferta seria a la ciudadanía.

No se explica entonces que haya tres, cuatro o cinco familias, y que su situación interna se relaje porque la federal se meta por medio. Y la gran torpeza de Zapatero ha sido su nula prudencia, su negada habilidad para negociar esto en casa. Ahora todos sabemos que Tomás Gómez va a defender la candidatura que le corresponde por su cargo. Trinidad Jiménez en este caso no es más que la esbirra que otro quiere colocar de candidata. Si ella hubiese dado el paso nadie hablaría ahora de esto. Pero después de tanto criticar la dedocracia de Aznar, ahora Zapatero cree que posee el divino don de designar a "los más competitivos". Ya saben, el síndrome de la Moncloa y esas cosas que pasan.

Una cosa está clara, si la federal justifica su intromisión con las encuestas que decían que los madrileños no conocían a Tomás Gómez, ahora sí que lo conocen, en Madrid y en todo el país. Retruécanos, a lo mejor el objetivo final de este disparate era ese. ¡Ya tienen que estar mal las cosas!

Desde que tengo uso de razón, no recuerdo que los socialistas de Madrid se hayan puesto de acuerdo en algo. Toda la vida, la elección del candidato ha sido siempre un vía crucis que además, siempre ha gozado de la peor publicidad que puede tener un partido: protagonizar el ridículo diario de los medios de comunicación. Algo que, por cierto, es muy común entre el PSOE allá donde es incapaz de ganar al PP, por ejemplo, en la Comunidad Valenciana.

Pasó cuando cayó Barranco y cuando la gente se hartó de Leguina. Y las opciones fueron siempre impuestas desde la federal, con la intención de impulsar con un "gran candidato" al partido. Ahí quedaron para la historia los carteles con gente como Fernando Morán (candidato "renovador" con 73 años en 1999), Cristina Almeida (del PCE al PDNI, y de ahí, a candidata del PSOE). Aquel año el batacazo fue estupendo. En 2003 llegó Trinidad Jiménez y muchos creían que lo tenía hecho. Fracasó contra Gallardón. Y Esperanza Aguirre ganó en la segunda vuelta gracias al nunca aclarado Tamayazo. Un gobierno de coalición con IU fue lo más cerca que ha estado el PSOE del poder madrileño en décadas. Ahora bien, que aquello ahora suena a medieval. Lo mejor vino en 2007. Después de meses mareando la perdiz, dejando caer que se iban a presentar Felipe González, José Bono, Maria Teresa Fernández de la Vega o Antonio Gutiérrez, aparece en escena Miguel Sebastián, el hoy discreto ministro, que se hizo famoso por visitar un túnel encharcado y por sacar a relucir affaires personales de Gallardón en plena campaña. Una fiera que no llegó ni a tomar posesión de su acta de concejal.

Lo peor para el partido es la lucha a muerte que se deduce de las filtraciones que envían unos y otros a sus medios de comunicación. Los mismos que quieren garantizar su dominio del partido, son los que lo matan. Todos aquellos que han militado en el PSM saben que dar un paso adelante es el pretexto perfecto para ser pasto de los leones. Hay varias familias (¡sobreviven los guerristas!) que se llevan a muerte y que mercadean con el poder con un único objetivo: el de cortar la pana en un partido incapaz de presentar una oferta seria a la ciudadanía.

No se explica entonces que haya tres, cuatro o cinco familias, y que su situación interna se relaje porque la federal se meta por medio. Y la gran torpeza de Zapatero ha sido su nula prudencia, su negada habilidad para negociar esto en casa. Ahora todos sabemos que Tomás Gómez va a defender la candidatura que le corresponde por su cargo. Trinidad Jiménez en este caso no es más que la esbirra que otro quiere colocar de candidata. Si ella hubiese dado el paso nadie hablaría ahora de esto. Pero después de tanto criticar la dedocracia de Aznar, ahora Zapatero cree que posee el divino don de designar a "los más competitivos". Ya saben, el síndrome de la Moncloa y esas cosas que pasan.

Una cosa está clara, si la federal justifica su intromisión con las encuestas que decían que los madrileños no conocían a Tomás Gómez, ahora sí que lo conocen, en Madrid y en todo el país. Retruécanos, a lo mejor el objetivo final de este disparate era ese. ¡Ya tienen que estar mal las cosas!

Posted originally: 2010-08-08 21:36:00

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