A diferencia de su último papel en la cinta de «Albert Nobbs», Glenn Close (Connecticut, Estados Unidos, 1947) es una mujer bien visible. Su cálida presencia y un acento pausado no consiguen ocultar en la distancia corta una personalidad única. Un espíritu libre que pisa fuerte, peina canas largas y se maneja a la perfección en este mundo de hombres y tiburones financieros, y eso también va por Hollywood. Close llegó el sábado a San Sebastián para recoger ayer el Premio Donostia a toda una carrera, sucediendo a Julia Roberts. Antes de eclipsar la gala de entrega con su natural prestancia, la a...