"¡Felip Puig, dimisión!". El grito corrió ayer de boca en boca entre los centenares de indignados de la Plaza de Catalunya que asistían a una asamblea general. Tenían que votar si se quedaban o se iban para evitar problemas en la celebración de la
Champions en caso de que el Barcelona, como finalmente ocurrió, ganase. Hubo debate y distintas propuestas y al final decidieron lo predecible: resistir. "¡No nos dejemos asustar por lo que pasó ayer! ¡Nuestra lucha no es contra el Barça ni contra la
poli, es contra esta sociedad!", arengaba uno de los oradores desde la tribuna.