Milagros cotidianos


Milagros cotidianos
Viene a verme algunas mañanas, la conozco desde hace años, tras ella una historia de malos tratos,  de casa de acogida, de conseguir la residencia… Un guión semejante a montones de guiones reales  a los que me enfrento todos los días… Trae un bebé, un robusto bebé de tres meses que sonríe . Hablamos,  el [...]

Viene a verme algunas mañanas, la conozco desde hace años, tras ella una historia de malos tratos,  de casa de acogida, de conseguir la residencia… Un guión semejante a montones de guiones reales  a los que me enfrento todos los días…

Trae un bebé, un robusto bebé de tres meses que sonríe . Hablamos,  el bebé sonríe:  feliz, gordito, sano,  con las vacunas puestas y la sanidad cubierta, su exmarido, el padre de su hijo es español, afortunadamente su hijo hereda sus derechos.

Donde estoy tener cubierta la sanidad es un lujo en la mayoría de los casos.

Hablamos de la playa, los planes de futuro, buscarle una cuna  y un somier para el pequeño, que duerme en el capazo del cochecito de bebé que le buscamos, pero que inevitablemente se le quedará pequeño. En esto el niño empieza a llorar, protesta y anda inquieto.

Ella me dice que tiene hambre y va a casa a alimentarlo. Le digo que puede hacerlo allí, que la oficina no tiene problemas para cobijar a una madre y su hijo…

Ella se acurruca feliz, acuna al bebé , se saca una teta y le pone el pezón cerca de la boca, el niño conocedor del camino se aferra y chupa con dulzura, con avidez … la madre lo mira, el bebe la mira.

El tiempo se detiene. El tiempo retrocede.

Tengo algo más de veinte años, Pablo me mira a los ojos mientras se alimenta de mi, es pequeño pero fuerte, empuja mi teta con su manita y  chupa con hambre. El universo me da todas las razones para andar allí y estar viva.

Luces pequeñas nos rodean, un halo mágico de ternura nos envuelve en un lazo más potente aún que el cordón umbilical. Siento la paz de la vida y la eternidad en esos instantes

La madre me devuelve al presente  con el bebé dormido en los brazos, Extrañada de mi paréntesis  de silencios y supongo de  mi mirada ida.

“Estoy bien, sólo que me parece tan hermoso ver como amamantas al niño…. “

“Somos madres, es muy bonito y nosotras tenemos mucha suerte de vivirlo” me dice.

Se va, la oficina está teñida de vida, yo vuelvo a reconciliarme con mi naturaleza. Mi naturaleza de mujer.



Posted originally: 2010-07-24 00:39:24


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