Terminó el partido y Josep Guardiola y Ernesto Valverde se buscaron porque son colegas, en toda la extensión de la palabra. El entrenador del Barça se ha inventado un camerino en el Camp Nou donde se reúne tras el partido, cuando los horarios lo permiten, con el entrenador rival. Así que antes de separarse del abrazo sobre el césped, antes de bajar las escaleras, Pep invitó al Txingurri a beber un poco de vino y a comer algo de jamón. Éste aceptó encantado. Disgustados los dos por el empate -"Queríamos ganar", reconocieron ambos- y lejos de la tensión, se supone que harían lo que hacen dos amigos que se reencuentran. "¿Tenías alguna duda de que nos pueden ganar hoy, mañana o pasado? Esto es deporte", dijo Guardiola cuando le preguntaron si el Villarreal demostró anoche que al Barcelona se le puede vencer desde la valentía. "Ha sido muy igualado, no ha habido un dominador del juego. El resultado es muy justo", insistió Guardiola, que, sin saberlo, coincidió con Valverde. "La tuvo Ibra, la tuvo Rossi. Pudimos ganar los dos y terminamos empatando", dijeron tras ver cómo los jugadores del Barça celebraban antes del encuentro las seis Copas ganadas en curso y medio.