Nomenklatura (de Voslensky)


Nomenklatura (de Voslensky)
Michael VOSLENSKY: La Nomenklatura. Los privilegiados en la URSS. Traducción de Fernando Claudín. Argos-Vergara. Barcelona, 1981. 397 páginas. Cicerón le escribía a su hermano diciéndole que, en las elecciones consulares a las que se presentaba y en las que resultó elegido, no iba a utilizar ‘nomenclator’. El ‘nomenclator’ era una persona que se conocía a [...]

Michael VOSLENSKY: La Nomenklatura. Los privilegiados en la URSS. Traducción de Fernando Claudín. Argos-Vergara. Barcelona, 1981. 397 páginas.

Cicerón le escribía a su hermano diciéndole que, en las elecciones consulares a las que se presentaba y en las que resultó elegido, no iba a utilizar ‘nomenclator’. El ‘nomenclator’ era una persona que se conocía a todas las personas relevantes o medio relevantes de la sociedad romana de la República tardía.

El disidente soviético utilizó este latinismo para designar a la clase dirigente soviética, a la que denominó, en una expresión que tuvo éxito, ‘Nomenklatura’. Este libro publicado en occidente en los años ochenta (hubo una edición clandestina previa en la Unión Soviética) reveló al gran público tanto la estructura del poder en la URSS como la forma de vida de los dirigentes comunistas. Sin lugar a dudas supuso un varapalo para los comunistas occidentales que todavía mostraban fuerza y convencimiento.

Leído a estas alturas de siglo XXI no dice nada que alguien medianamente interesado en la historia política contemporánea no sepa y algunas de las insistencias del autor se dan por descontadas, especialmente la que ahonda en la idea de que el poder no se ejerce desde las instancias formales y jurídicas, sino desde instancias política que se refugiaban dentro del inmenso aparato del PCUS.

Tomando distancia se puede decir que el autor describe lo que es cualquier ‘aparato’ tanto de un partido como de una organización de otro tipo, en el que las relaciones clientelares y cuestiones de protección de los propios intereses personales y corporativos pueden primar sobre las ideas que se dice defender. La gran diferencia entre la ‘Nomenklatura’ soviética y otras ‘nomenklaturas’ pasadas y presentes, es que la primera no tenía oposición alguna, consecuencias de sus métodos criminales aplicados durante décadas.

Para quienes en sus tiempos creyeron en el paraíso soviético, este libro debió suponer una gran contrariedad moral, porque ver como la lucha obrera era realmente una lucha por extender el dominio de una clase dominante no puede ser del agrado de cualquier persona bienintencionada que militase en una formación comunista o tuviera concomitancias ideológicas.

El libro describe desde los contornos de quienes pertenecen o no a la ‘Nomenklatura’ (la clave parece estar en tener o no un determinado tipo de línea telefónica y estar en una lista telefónica del Comité Central del PCUS), los modos de acceder a los cuadros dirigentes y la subsiguiente carrera dentro de la ‘Nomenklatura’, hasta consideraciones en torno al comportamiento de este grupo como clase social dominante, desde una perspectiva marxista de la que el autor no se puede o no se quiere liberar.

Para terminar sí creo que el libro tiene un punto débil. El autor acusa a los occidentales de ser demasiados ingenuos con la Unión Soviética, pero él cae en lo que critica cuando hace referencia comparativa a las instituciones y a los políticos occidentales. Evidentemente el fenómeno de la ‘Nomenklatura’ que él describe no ha tenido paragón en los países occidentales, pero sí hay situaciones que presentan sospechosos parecidos y, desde luego, los políticos occidentales no son esos señores sencillísimos, hartitos de trabajar y casi sin ayudantes, que él presenta. No lo es ahora ni tampoco cuando Voslensky publicó el libro.

En mi opinión Voslensky comete otro error, quizá porque asume inconscientemente la propia propaganda soviética. Al hablar de la política exterior dice que la de los países occidentales cambia tras las elecciones, mientras que la soviética tenía planes a largo plazo. Esto es cierto pero sólo para los matices, porque si algo caracteriza la política exterior de las potencias occidentales es la continuidad de ésta, independientemente de los detalles que el gobierno de turno le confiera.

Un libro recomendable, y más en verano, y sobre todo cuando uno se pirra por la política de la segunda mitad del siglo XX.


Filed under: Ciencias Políticas, Corrupción, Historia, Imaginario político, Libros, Marxismo, Política, Recensiones, Rusia, Totalitarismo, Unión Soviética
Posted originally: 2010-07-24 12:30:20

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