La relación entre los gobiernos argentinos y estadounidense continua deteriorándose tras varios roces que ni las bromas gastadas entre el presidente Barack Obama y su homóloga Cristina Fernández en alguna cumbre del G-20 han podido suavizar. Obama ha decidido suspender a Argentina del Sistema Generalizado de Preferencias (SGP) para las exportaciones del país suramericano.

La Administración Obama acusa al Gobierno argentino de no haber actuado de “buena fe” en el pago de los laudos que el CIADI (Centro de Arbitrajes de disputas de inversiones del Banco Mundial) estableció en favor de dos empresas estadounidenses, Azurix y Blueridge, por un total de unos 400 millones de dólares (300 millones de euros).

La suspensión de Argentina del sistema arancelario preferente es la segunda sanción que el Gobierno de Obama impone al de Cristina Fernández en menos de seis meses. A finales del año pasado, el Tesoro suspendió el apoyo estadounidense a todos los créditos para Argentina en los organismos multilaterales de crédito. En este caso, Washington también justificó por incumplimiento por sus obligaciones internacionales. Ambas sanciones serán probablemente un tema incómodo en la Cumbre de las Américas prevista para dentro de 15 días.

El Gobierno de Buenos Aires ha restado importancia a la sanción comercial: “Es poco dinero. Son menos de 18 millones de dólares. No creo que esto afecte la relación bilateral”, expresaban los diplomáticos citados por la prensa argentina. Sin embargo, es evidente que la presión para que Argentina pague sus deudas va en aumento.

El Departamento de Estado, en un informe reciente, sostiene que “las deudas de Argentina con sus acreedores internacionales y un gran número de demandas de arbitrajes presentadas por compañías extranjeras son el legado de la crisis del 2001-2002 que tienen que ser resueltas”. El documento habla concretamente de los 6.300 millones de dólares que Argentina le debe al Club de París y de los 500 millones que debe a Estados Unidos. A esto se añade las medidas proteccionistas adoptadas recientemente por Argentina, contra la que los empresarios estadounidenses han protestado enérgicamente.

La diplomacia estadounidense también ha advertido que Argentina ya no es del todo fiable en la lucha contra la droga. En el último informe sobre el narcotráfico en el mundo, el Departamento de Estado dice que después de que el Gobierno argentino detuviera un avión militar estadounidense en el aeropuerto de Ezeiza con material para entrenar a los agentes de seguridad argentinos en la lucha contra el narcotráfico, “el Gobierno de Argentina redujo sistemáticamente la cooperación antinarcóticos y de seguridad con EEUU”.