Todas las noches hay fiesta en Pekín... Y en Shangai, Chongqing, Tianjin, Guangzhou, Shenzhen, Hangzhou, Ningbo y otras muchas megalópolis con más de cinco millones de habitantes cuyos nombres suenan a chino en España. Con unas ganas locas de beber, fumar, cantar y bailar hasta el amanecer, miles de jóvenes abarrotan los bares, discotecas y karaokes que han proliferado en el gigante asiático al amparo del extraordinario crecimiento económico de los últimos treinta años.
Es la "dolce vita" que la apertura social ha traído a la élite urbana de China, un país con una fuerte y cerrada tradición f...