El martes de la próxima semana, 1 de noviembre, entrará en vigor la generalización de la prescripción por principio activo en el Sistema Nacional de Salud, según ha confirmado este viernes la Delegación del Gobierno a través de un comunicado tras la reunión de la Comisión Permanente de Farmacia. Esta medida implica que, como norma, los profesionales sanitarios con capacidad para prescribir medicamentos "lo deberán hacer consignando en la receta el nombre del principio activo del medicamento".

El principio activo es la sustancia que hace que el medicamento tenga sus efectos terapéuticos al margen del nombre comercial que pueda tener cada uno. El nombre del medicamento por su principio activo es lo que se estudia en las facultades de Medicina, lo que se debate en las reuniones y congresos científicos y lo que se publica en las revistas y medios especializados, por lo que "con la nueva prescripción se garantiza, igual que hasta ahora, la seguridad, la calidad y la eficacia de todos los medicamentos", según ha dejado claro la institución de la Plaza de los Reyes.

La prescripción por principio activo implica, asimismo, que en la oficina de farmacia "se deberá dispensar un medicamento de los que estén a menor precio dentro de los que contengan el mismo principio activo que el prescrito, la misma dosificación y la misma vía de Administración". El farmacéutico estará obligado a cambiar el medicamento prescrito "cuando éste no sea de los de menor precio y el médico no haya justificado la necesidad terapéutica de ese medicamento concreto".

Según la Delegación, "la inmensa mayoría de los medicamentos han bajado sus precios para igualarse al precio menor, por lo que no será necesario cambiar el medicamento que los pacientes están tomando". De este modo, entiende la institución, "queda garantizada la continuidad de los tratamientos que estén tomando los pacientes".

La excepción, sólo con "necesidad terapéutica justificada"

El médico podrá prescribir al paciente el medicamento que considere más apropiado, tenga el precio que tenga, "siempre que exista una necesidad terapéutica justificada". Para estos casos se ha acordado que en las recetas oficiales en formato papel el médico consigne la anotación de 'necesidad terapéutica' avalada con su firma. Si no lo hace, el farmacéutico estará "obligado" a sustituirlo por otro medicamento con el mismo principio activo, misma dosis y misma vía de administración.

De forma también excepcional, el médico podrá prescribir detallando la marca comercial "siempre y cuando el medicamento prescrito esté a precio menor, lo que podría suponer un beneficio para la continuidad del tratamiento por parte del paciente".

El Ministerio de Sanidad espera que esta medida genere "unos importantes ahorros" al Sistema Nacional de Salud (alrededor de 2.000 millones de euros anuales) que servirán "para poder seguir incluyendo nuevos medicamentos para el tratamiento de enfermedades y, en general, para mantener la calidad de nuestro sistema sanitario".