El Sindicato Médico dice seguir "esperando a que se pongan en marcha soluciones" para poner fin a la huelga sanitaria que Enrique Roviralta y compañía iniciaron el pasado mes de marzo acogiéndose a su derecho al pataleo.

Pese a que han sido muchos los acercamientos que se han producido desde el estallido del conflicto, todos los esfuerzos han caído en saco roto. Claro está, Roviralta y sus acólitos culpan de la situación al INGESA, al que acusan poco menos que de despreciar al SMC por no considerarlo "un interlocutor válido" para negociar.

Por mucho que la organización sindical se escude en la noble causa de "salvar la sanidad ceutí", el casus belli no es otro que cobrar el plus que tienen asignado los facultativos que se desempeñan exclusivamente para la pública. No aumentar el número de respiradores de la UCI. No mejorar la parcela relativa a formación. Cobrar más y trabajar menos. Sin más.

La escalada llegó a ser tal que el Sindicato pidió al mismísimo Pedro Sánchez que intercediera para dar carpetazo al conflicto. Lo hizo luego de agotar la vía de Carolina Darias y la de su flamante sucesor en el cargo, José Manuel Miñones.

Más de cincuenta jornadas después, el SMC solo espera "que alguna autoridad sea capaz de mediar y poner fin al que está siendo el conflicto sanitario más duradero de España". Cincuenta jornadas, sí, pero con algún que otro parón de por medio. Sin ir más lejos, el pasado 26 de junio, el INGESA aseguró que ningún profesional se declaró ese día en rebeldía. "Ninguna persona ha secundado hoy la huelga", informó el ente público.

Desde la entidad que preside Roviralta, afirman que, "en los últimos tres meses, se han marchado un cirujano, un traumatólogo, una intensivista, una ginecóloga y más de cinco especialistas de urgencias". Lo que no dicen los correligionarios del SMC es que la Administración está cubriendo paulatinamente las bajas de todos esos médicos que han puesto pies en polvorosa. Mucho menos nombran que tales facultativos se han marchado de Ceuta por circunstancias totalmente ajenas a las "malas condiciones" (comisiones de servicio, jubilaciones...), claro que eso supondría tirar piedras sobre su propio tejado.