Este pasado martes, un grupo de agentes de la Guardia Civil detectó en aguas del Estrecho la presencia de una embarcación que se dirigía "desde las costas peninsulares" hacia el litoral de Santa Catalina, embarcación que, "por sus características", parecía estar siendo utilizada para transportar droga.

Sn perder tiempo, la Benemérita activó el correspondiente dispositivo, desplazándose hasta la zona una patrullera del Servicio Marítimo. Tras llegar arribar al lugar de los hechos y ante la presencia de la autoridad, la embarcación sospechosa -una Phantom con tres personas a bordo- comenzó  a realizar "maniobras evasivas" para tratar de dar esquinazo al instituto armado, al tiempo que los ocupantes se apresuraban en lanzar por la borda los bultos que transportaban consigo.

Interceptada la semirrígida, el Cuerpo trasladó a los individuos a dependencias policiales para proceder a su identificación. El único ciudadano español -residente en la ciudad- resultó ser el piloto; el resto, eran súbditos marroquíes indocumentados.

Luego de practicar las diligencias oportunas, el nacional fue puesto a disposición de la autoridad judicial, ante la que habrá de responder por tres presuntos delitos, a saber: contra la salud pública, contra el derecho de los ciudadanos extranjeros y tráfico de drogas. A los inmigrantes, les será aplicado el procedimiento que determina en estos supuestos la Ley de Extranjería.

La Guardia Civil logró recuperar todos los bultos que fueron arrojados al mar. Los análisis efectuados con posterioridad revelaron que se trataba de resina de hachís. El pesaje final de los fardos superó por poco los 2 kilogramos. Como siempre, la mercancía fue trasladada al Área de Sanidad de la Delegación del Gobierno, donde acabará siendo destruida en próximas fechas.