Opinión
Oiga, ¿la cuenta, por favor?
- Esto ha empezado de verdad, la “París-Dakar de las urnas” está ya en plena ebullición y los tabloides reflejan fielmente que la campaña electoral es ya una palpable y bochornosa realidad.
Pasó. Estaba por llegar. La catástrofe (por ser suave en el apelativo) ha dejado de ser el eslogan recurrente de trasnochados progres ecologistas, o de apasionantes argumentos novelescos de ficción, para transformarse, de pronto, en una terrible y dantesca realidad; el peor de los escenarios se ha hecho actualidad.