cuento

Sofía, princesa de cuento

Se llama igual que ella y, con todas las reservas, también se parece a ella. La protagonista de la película «Sofía The First», que Disney estrenará a finales de otoño de 2012, podría tener como inspiración a la Infanta Doña Sofía, hija menor de los Príncipes de Asturias. Al estreno del filme, según la productora, seguirá una serie televisiva, que se presentó hace unos días en Estados Unidos. Quién sabe; lo mismo el parecido con el personaje real es pura coincidencia, pero ya han surgido infinidad de rumores y de conjeturas en internet sugiriendo similitudes y apuntando a esta posible inspiraci...
Opinión

El cuento de nunca acabar

- Los cuentos son así, de nunca acabar. Cuentan historias imaginarias (mentira me parecía un poco fuerte, aunque...) y tienen por misión transportarnos a mundos de ilusión... Cierto es que, viendo lo que hay, también podían haberles llamado 'Los Mercados', total mucha diferencia no hay.

Benedicto XVI: "La Navidad no es un cuento para niños"

Mientras gran parte del planeta apura las últimas horas antes de que comiencen el grueso de las celebraciones, banquetes y demás tradiciones de la época navideña, el papa Benedicto XVI ha apelado este domingo, durante el tradicional rezo del Angelus en la plaza de San Pedro, al sentido más religioso de estas fechas y ha asegurado que "la Navidad no es un cuento para niños" sino que "es la respuesta de Dios al drama de una humanidad en busca de la verdadera paz".

El cuento de un astronauta mexicano

Cuentan que en el año 2000, cuando el actual alcalde de Los Ángeles, Antonio Villarraigosa era un político en ascenso y Presidente de la Asamblea de California, fue invitado a cenar a casa del empresario mexicano Carlos Slim, se le pidió, como mexicano-estadounidense, que explicara en pocas palabras, la diferencia que había entre México y Estados Unidos.

Noticia y cuento

Noticia: Zapatero declara a «Newsweek» que «Basta con salir a la calle para ver que España no se hunde por la crisis». Cuentos populares: «Había una vez un emperador que estaba triste y sufría totalmente porque, en teoría, eran malos tiempos para su imperio. Había penuria, escasez. Lo días eran largos, duros y difíciles. O eso se afirmaba en los reinos vecinos, habitados por charlatanes, traficantes y mercaderes sin escrúpulos culpables de todas las desgracias que azotaban al reino de nuestro buen emperador. El soberano sufría muchísimo, tanto que era incapaz de concentrarse cuando jugaba a ‘‘Perros y chacales’’ con sus súbditos trabajadores de las caballerizas reales, alegres y rollizos funcionarios. Aunque nadie se daba cuenta de su imperial desconsuelo, dado que sonreía constantemente. Pero es que de joven había hecho un cursillo de autoayuda, terapias alternativas y Reiki que le había dejado tatuada una sonrisa que parecía una lesión incorregible. El monarca, para intentar solucionar los malos tiempos, había ayudado a los ricos. Pero los ricos no estaban contentos. Había ordenado donativos para los pobres. Pero los pobres querían más. ¡Ya no sabía qué hacer…! Nadie se atrevía a confesarle que el país estaba lleno, sobre todo, de gente que no era ni pobre ni rica, ahogada por los altos tributos. Al emperador le parecía que las cosas no estaban tan mal porque, cuando iba de un palacio a otro en su carroza real, rodeado de su guardia de corps y alabarderos palatinos, veía que las calles seguían en su sitio y la gente entraba y salía de las tabernas, como siempre… Además: las ciudades no habían desaparecido y el cielo aún no se había desplomado sobre las aceras. Sus visires, consejeros y procuradores le presentaban datos y cifras sombríos, pero Él se negaba a mirarlos siquiera: ¡Fríos números!, jamás le habían gustado. Lo importante era estar en la calle, ver a la gente, observar sus vidas… Y, pues… La verdad, desde la carroza imperial, las cosas se veían igualitas que siempre».
 

Entrando en la página solicitada Saltar publicidad