- jueves 02 mayo 2024
La prostituta italiana Patrizia D'Addario, que pasó una noche con el primer ministro de Italia, Silvio Berlusconi, dice que ella le dio su cuerpo y él faltó a su promesa de ayuda, según relata en su libro de memorias "Gradisca Presidente" ("Disfrute Presidente") que se publica hoy. A lo largo del libro, se desvela la obsesión de D'Addario: conseguir un terreno en Bari (sur de Italia), de donde ella es originaria, para construir una casa rural que ella regentaría.
Un proyecto que ya había intentado su padre, quien se suicidó, según la prostituta, por problemas con los bancos y la burocracia. Patrizia D'Addario, de 42 años, entró el 16 de octubre de 2008 en el Palacio Grazioli, residencia romana de Berlusconi, tras las instrucciones que le dio Gianpaolo Tarantini, el "conseguidor" de chicas para el jefe de Gobierno, para que se presentara "como amiga" y no como prostituta.
Vestida de negro, ligera de maquillaje, y familiarizada con los gustos sexuales del primer ministro, gran aficionado "a los preliminares", D'Addario compartió cena con otras 20 chicas y el "sultán". La noche pasó entre champán, tartaletas, regalos, vídeos institucionales de Berlusconi y mucha música. "Las mujeres estábamos a su disposición", afirma.
Del salón pasaron al dormitorio con una compañía más restringida, se sumaron dos lesbianas: "Silvio -le decían- esta semana vamos al salón de belleza?. Lo habías prometido". "Él se dirigió a mí y a otra chica: "¿Venís vosotras también?, masajes, relax, nos divertiremos muchísimo", explica. Esa noche Patrizia se fue de casa de Berlusconi con dos grabaciones.
La noche de la elección del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, el 4 de noviembre, Patrizia regresó al palacio Grazioli con Tarantini y otras dos chicas. En esa ocasión se quedó hasta el desayuno del día siguiente porque, llegado un momento, Berlusconi espetó: "Basta. Ahora mando a todos fuera porque quiero quedarme sólo contigo" y a Tarantini le comentó: "Me ocupo yo de su proyecto (la casa rural), su vida cambiará, ha sufrido demasiado". Todo, según ella, grabado. La noche de pasión la narra minuto a minuto.
En su libro, Patrizia D'Addario se muestra engañada: "El primer ministro me ha mentido, no me ha pagado, no era dinero lo que debía darme, me había prometido otra cosa, yo le di mi cuerpo y él nada a cambio". Y esto sirve aunque él no supiera que yo era una prostituta, relata.
"Conoce una chica en dificultad, la dice que puede ayudarla mediante sexo a cambio, obtiene lo que quiere y luego la abandona. ¿Es mejor así? Decidid vosotros, yo ya tengo una idea", asegura. La grabadora queda encendida en la habitación, la promesa de Berlusconi fue "te ayudaré, mandaré a dos personas a las obras, sabrán qué cosa hacer".
El libro "Gradisca Presidente" ha sido escrito por D'Addario en colaboración con Maddalena Tulanti y publicado por la editorial Aliberti que ha lanzado una tirada de 15.000 libros.
Un tribunal de París condenó hoy al Estado francés a pagar una indemnización por daños debido al retraso en las investigaciones de la muerte de Diana de Gales.
El gobierno deberá pagar al millonario egipcio Mohamed Al Fayed 5.000 euros (7.500 dólares), informa hoy la emisora France Info.
Al Fayed había exigido una indemnización de un millón de euros porque, en su opinión, las autoridades francesas no actuaron debidamente tras la muerte de la princesa Diana y su hijo Dodi en 1997 en París y criticaba la investigación.
Según esa investigación, el accidente de automóvil que causó su muerte se debió al estado de ebriedad del chófer, Henri Paul, quien conducía demasiado rápido para escapar a fotógrafos que seguían a la princesa.
La demanda fue presentada por los padres de Henri Paul, quienes argumentaron que su hijo no era alcohólico y que los análisis se hicieron con muestras de sangre que no eran de él.
Después de múltiples peripecias, la demanda terminó con un sobreseimiento.
Pero, estimando que errores de la jueza a cargo del caso retrasaron el procedimiento, Mohamed Al-Fayed demandó en 2007 al Estado francés por "denegación de justicia".
En un veredicto pronunciado el miércoles, el tribunal estimó que hubo, en efecto, mal funcionamiento de la justicia, lo que tuvo "por efecto atrasar sin motivo legítimo cerca de dos años el procedimiento de instrucción".
Por tanto, declaró al Estado francés "parcialmente" responsable de "denegación de justicia" y lo condenó a pagar cinco mil euros al demandante por perjuicio moral.