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Esopo rejuvenece

Dirección y guión: Marc Recha. Intérpretes: Marc Soto, Eulalia Ramón, Sergi López y Pau Subirana. Fotografía: Helene Louvart. España/Francia, 09. Duración: 90 min. Comedia dramática.


Los créditos animados y la banda sonora de «Petit indi» nos hacen pensar que el cine de Marc Recha se ha escorado hacia la comedia después de haber coqueteado con el género en «Las manos vacías». Anuncian ligereza en el tono, no hacen prever la densidad en el retrato de un personaje, el joven Arnau, que deambulará por los «no-lugares» de un barrio periférico de la Barcelona de postal turística sin saber que su caminar trazará el mapa de su entrada en la edad adulta. El debutante Marc Soto soporta sobre sus hombros todo el peso de una acción que le coloca en un territorio fronterizo, el que separa la infancia de la madurez, la ficción del documental, la ciudad del campo. En esa frontera entre el gesto natural del principiante y el no-gesto estudiado del modelo bressoniano se mueve una interpretación más que notable. Recha dibuja una encrucijada con un trozo de tiza y obliga a que su joven héroe observe desde allí lo que deja atrás (la casa de su hermana) y lo que cree tener por delante (el dinero para pagar un abogado que saque a su madre de la cárcel). Quizá por eso Recha cuida tanto la composición de sus encuadres, para delatar el vacío con el que se enfrenta Arnau a un lado y a otro de su cuerpo, y la forma en que tiene de resolverlo, el movimiento. De ahí que esta fábula juvenil, que podría considerarse una modernización de las de Esopo, tenga una moraleja no por previsible menos rotunda: es en la adolescencia cuando corroboramos que el mundo no es como nos gustaría que fuera.

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