- viernes 03 mayo 2024
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El Huesca rescató un punto "in extremis" en un partido contra el Girona en el que, con todo a favor, se dejó remontar en la segunda mitad el 1-0 que tenía de ventaja por un rival en inferioridad numérica. El equipo oscense, que ya suma su cinco partidos consecutivos sin ganar y que todavía no ha vencido en su estadio, vio como Girona le daba la vuelta al marcador en apenas diez minutos, con goles de Kiko Ratón y Brian Sarmiento, aunque un penalti cometido sobre Helguera al límite del tiempo reglamentado y transformado por José Vegar sirvió para, al menos, salvar un punto al equipo azulgrana.
El Huesca comenzó pronto encarrilando el partido (min.4), en una jugada un tanto embarullada en la que el brasileño Reinaldo mostró su oportunismo pues tan solo tuvo que empujar el balón a las mallas. En la jugada previa, en el área local, Tortolero había tenido una magnífica ocasión para haber adelantado a su equipo, ya que gozó de un mano a mano con el meta local Miguel, que éste le ganó. Tras encajar el gol el Girona dominó territorialmente, aunque sin efectividad de cara al marco oscense ya que la línea de tres cuartos se ahogaba en las inmediaciones del área azulgrana.
El Huesca, que no conseguía realizar un gran fútbol, fue mucho más práctico ya que aprovechó las escasas ocasiones que tuvo ante el meta Jorquera para llevar peligro, como en el minuto 29, por medio de Reinado, y en el 43 con Mikel Rico. A pesar de su buen trato al balón el equipo catalán solo llego en una ocasión a la meta local en el minuto 23 por medio de Chechu, que lanzó junto al poste.
Tras el descanso, el hecho de ir por delante en el marcador y de contar con un hombre más debido a la expulsión de Peragón al filo del descanso, hizo que el Huesca se relajara y propició lo que parecía imposible, la remontada de un Girona que, a pesar de la adversa situación, no se rindió y buscó un resultado mejor que logró con los tantos de Kike Ratón y Sarmiento en los minutos 68 y 77. Con todo perdido el equipo de Antonio Calderón reaccionó, a pesar de los nervios, y al final salvó un punto cuando el partido agonizaba, que fue el mal menor.
