- miércoles 01 mayo 2024
Llegó a la política de la mano del líder de UCD en Baleares, Jeroní Albertí, y logró ser alcaldesa de Costitx, Mallorca. Tras la desaparición del partido fundó Unión Mallorquina, definida por ella como de centro-derecha y regionalista. La carrera de María Antonio Munar i Riutort fue fulgurante hasta ser nombrada consejera de Educación y Cultura en el gobierno popular de Gabriel Cañellas. El histórico dirigente la solía llamar «Sa nina», en un gesto paternal hacia esa muchachita rubia, con fuerte carácter y enorme ambición.
Desde entonces, la Munar nunca perdió el poder. A pesar de sus exiguos votos y liderar un pequeño partido, tuvo la llave del gobierno en las Islas. Sin ningún reparo ideológico, gracias a sucesivos pactos con fuerzas de diferente color político, «la niña» de Cañellas manejó a su antojo a unos y otros, tejió toda una red y arrebató la hegemonía al PP de Jaume Matas. Ya era conocida como «La princesa», por su afición al lujo y asuntos de calado urbanístico.
Ahora, erigida en su sillón del Parlamento Balear, Munar sigue los pasos de uno de sus padrinos políticos, en su día imputado por el Túnel de Sóller. Dice no estar amilanada, dispuesta a colaborar con la Justicia. Pero el caso Can Domenge puede ser un arma de doble filo. De inmunidad, tantas veces conseguida, o el principio del fin de un entramado de corrupción, mañas y favores, de una reina en su palacio.