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La pena de muerte es cobardía

La mayor vergüenza de la democracia española fue el GAL. El Estado apoyó y financió secuestros y asesinatos de unos terroristas, que por muy despreciables que fuesen, eran, al fin y al cabo, personas.

Hoy vemos como Irán cuelga de grúas a aquellos que son homosexuales, y lapida a las mujeres sobre las que pesan acusaciones de adulterio. También Estado Unidos ejecuta criminales.

Y China elimina al año a miles de personas que no sirven para su régimen productivo. Israel y Colombia mata lideres terroristas con bombardeos aéreos, sin que precisamente esos mismos haya sido juzgagos por un tribunal.

Y todo esto, en un siglo donde los líderes se reúnen rodeados de fasto y boato para hablar de derechos humanos. La pena de muerte tiene dos vertientes, la que pretende justificarla mediante proceso judicial (EEUU, China, Irán) y la que justifica una ejecución por el bien común (GAL, Israel, Colombia). Pero al fin y al cabo es lo mismo.

La pena de muerte pretende ser un aviso preventivo, y demostrado está que no sirve, pues las ejecuciones siguen a lo largo y ancho del mundo. Ninguna persona tiene derecho a decidir sobre la vida de otra. Una condena a muerte pretende, en lugar de resolver los problemas, eliminarlos para no hacerles frente. De cobardes siempre ha sido afrontar una situación difícil borrándola del mapa. Será eso: La cobardía que se extiende por 70 países del mundo.

De la Peña vuelve a una convocatoria

La presencia de Iván de la Peña tras muchos meses de inactividad es la principal novedad en la lista de convocados por Mauricio Pochettino para el partido liguero ante el Villarreal en El Madrigal.  Leer

Menos pena para dos «violadores eficaces»

El Tribunal Supremo (TS) ha rebajado en cuatro años la pena de 18 años y seis meses de prisión impuesta a dos hombres que, en octubre de 2004, abordaron a una joven que regresaba a casa desde el recinto ferial de Albox (Almería), la obligaron a subirse a un turismo y la llevaron hasta un descampado, donde la violaron en repetidas ocasiones, al considerar que no procede condenarles por lesiones ya que las heridas sufridas por la víctima «no exceden de las naturales secuelas que conllevan esas conductas criminales». La sentencia también considera que la víctima no fue retenida más de lo necesari...
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