España amplia horarios por Navidad, Ceuta hostiga al hostelero con multas viejas y cierres
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Ramírez durante una rueda de prensa./archivo
La hostelería se ha citado este lunes en la Cámara de Comercio para abordar la situación de hostigamiento que siente está viviendo en plena campaña de Navidad por parte de la Consejería de Fomento que ha rescatado expedientes sancionadores de 2019, decretado cierres y está enviando hasta 4 veces por semana inspecciones a varios locales. Y mientras eso pasa, el Gobierno lleva dos meses sin ser capaz de concretar por ejemplo cuántas terrazas cuentan con licencia

No hace tanto tiempo, apenas unos meses, en algunos de los actos de campaña celebrados por el Partido Popular, a la postre vencedor de las elecciones municipales, se emuló en algún que otro discurso el célebre eslogan de “libertad” con el que la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, se alzó con mayoría absoluta en la campaña de las Madrileñas de mitad de legislatura. Pero la libertad que emulaba Ayuso espoleada durante la campaña que puso en marcha para exigir el levantamiento de las restricciones a la hostelería reinterpretada a lo caballa ha acabo por devenir en una especie de Navidad convertida en purgatorio para la hostelería local. La libertad era al parecer hostigar a los hosteleros en plena campaña de Navidad, la más fuerte del año, cuando media ciudad y parte del extranjero se echa a las barras para confraternizar y expresarse amor y buenos deseos para el próximo año con amigos, familiares o compañeros de trabajo. Hasta 4 inspecciones policiales por ruidos ha soportado algún local en una misma semana. En otro caso, las inspecciones policiales son igual de frecuentes para requerir papeles a sabiendas de que faltan y a pesar de que hay un decreto otorgando dos meses de gracia. Casos en los que al hostelero le pende sobre su cabeza un decreto de cierre, pero para el que cuenta con un plazo de dos meses para arreglar lo que nadie les dijo en dos décadas que tenían que arreglar a pesar de haber hecho trámites con la Administración que ocupan un mueble archivador.

Y mientras todo eso sucede, algunos buscan ya entrada para la fiesta ilegal -o "privada", según el Gobierno- de Nochevieja en plena plaza blanca que visitó el pasado año la policía sin consecuencia alguna. O directamente piensan en reconvertir su negocio a Cruz de Mayo o barra solidaria semanal con la familia, a sabiendas de que en ese caso nadie les requerirá nada: ni Seguridad Social, ni licencia de apertura, actividad o terraza, ni declaración de IPSI, ni sistema contra incendios, ni limitador de ruido, ni nada. Una circunstancia que por irónico que pueda parecer acaba por dar la razón a quienes han venido funcionando durante años sin cumplir con la legalidad y sin que nadie les exigiera nada hasta hace unas pocas semanas, en vísperas de Navidad.

Y la alusión a las fiestas varias montadas con excusas diversas en locales de titularidad pública o por entidades subvencionadas por la Ciudad, que el sector entiende como una clara competencia desleal, no es con todo la contradicción más sangrante que encuentran los hosteleros, ya citados el lunes a las 11 horas en la Cámara de Comercio de forma oficial para abordar una situación que les tiene absolutamente cabreados. "Hay decretos de cierre a punta pala", señala un hostelero.

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Aurora Visiedo con el presidente de la Ciudad

Y a esos decretos de cierre se suman no ya las nuevas sanciones que se puedan iniciar por las visitas de funcionarios de Fomento o de la Policía Local, sino el rescate de sanciones que estaban olvidadas y dormían el sueño de los justos. "Están rescatando expedientes sancionadores de 2019", apunta otro hostelero. "El problema es que funciona mejor el departamento de sanciones que el de licencias", señala otro empresario. Esta última afirmación sintetiza bastante bien el asunto y pone el foco directamente en los técnicos de la Consejería y en la directora general, Aurora Visiedo, responsable directa de todo este asunto, y a quienes ya señalan abiertamente algunos de los hosteleros.

Mientras a los hosteleros se les mira con lupa y han recibido hasta 4 inspecciones en una semana, todos recuerdan lo fácil que es montar una fiesta de Nochevieja sin cumplir con nada y que la Policía mire para otro lado o una barra solidaria en la que se permite hasta cortar el tráfico.

Durante años, no meses, todo lo relativo a la regulación de los bares ha parecido vivir en el limbo, sin que por más que los hosteleros hayan intentado regularizar la situación de su local o de su terraza lo hayan conseguido. Los expedientes acaban cambiando de manos en la Administraciones en reiteradas ocasiones y en cada cambio al hostelero se le piden cosas nuevas, para al final acabar por no dar respuesta a la empresa. Y ahora vienen las prisas, nadie sabe bien la razón. Y sin que el famoso mapa de ruidos haya sido adaptado a las peculiaridades de Ceuta y sirva de instrumento útil a pesar de la obligatoriedad legal de adaptarlo e incluirlo en todos los procedimientos.

El Ayuntamiento es capaz de ceder un espacio para bar en pleno patrimonio histórico cultural, cobrar por esa concesión y todo sin darle licencia de actividad

Porque finalmente todo viene a raíz del incendio de las discotecas La Fonda y Teatre en Murcia en la que perdieron la vida 13 personas y que, se supo luego, no tenían licencia para estar abiertas. A raíz del suceso, el consejero de Fomento y portavoz del Ejecutivo, Alejandro Ramírez, anunció el inicio de inspecciones a establecimientos con especial afluencia de personas llegándose incluso a decretar varios cierres, no sólo de locales de hostelería, también algún que otro supermercado y almacén. "A punta pala", apunta un hostelero. Aunque de la primera tanda de inspecciones sólo trascendió por boca del propio responsable de Fomento, Ramírez, expedientes de cierre en 4 casos. Cuando la campaña estaba recién iniciada hace 2 meses. Después, como en el caso del número de locales con licencia en regla de terrazas, la información que sale de Fomento escasea. Sin olvidar, las muchas dudas que ha suscitado todo lo ocurrido alrededor del incendio sufrido por el hotel municipal, en dónde las alarma no sonó, o se permitió reabrir aún sin haber llegado ni a limpiar el aire contaminado en apenas una semana.

Fomento da dos meses de gracia a algunos hosteleros para regularizar su situación, pero no se sabe si se atreverá a hacer lo mismo con el propio Ayuntamiento, la Escuela de la Construcción o el Instituto el Ángulo en las Murallas.

El Consejo de Gobierno, a propuesta de la Consejería de Fomento, ha aprobado una prórroga de dos meses para que locales que cumplen con las medidas de seguridad y contra incendios, pero no disponen de licencia de apertura puedan seguir con su actividad (no sólo hostelería en este caso) hasta que logren obtener la licencia definitiva. Pero la pregunta lanzada al aire es si el Gobierno cerrará también el propio Palacio de la Asamblea, el Instituto el Ángulo en las Murallas Reales o la Escuela de la Construcción. Instalaciones municipales todas ellas que tampoco cumplen con toda la normativa y en las que también hay aglomeración de personas, según han podido conocer algunos empresarios del sector y no ha negado el propio Gobierno.

La realidad es que el Ejecutivo ha sido incapaz de contestar al requerimiento reiterado durante dos meses de cuántos locales de hostelería cuentan con licencia de terraza en regla y cuál es el tiempo medio que se tarda en lograr la regularización de un velador conforme a una normativa que cuando se debatió su aprobación en el Pleno el entonces diputado de Caballas, Juan Luis Aróstegui, ya vaticinó que no iba a servir para regularizar ni una y que con el reglamento en la mano tendrían que estar todas cerradas.

En aquella ocasión, el Gobierno elaboró la normativa al calor de la demanda ganada por un vecino de la plaza de Ricardo Muñoz contra el propio Ayuntamiento por su falta de implicación en el control de los ruidos que emitían los locales de hostelería que se ubican en la misma.

Años después, esa controversia con los vecinos ha cambiado y no para bien. Los locales mantienen ahora una relación amable con su vecindad, pero de nuevo hay demandas preparadas. ¿La razón? Que mientras el Ejecutivo pone afán en que la policía inspeccione las terrazas, los limitadores de ruido y todo lo relacionado con los locales ha hecho la vista gorda o directamente no se ha enterado en más de una ocasión que la plaza, epicentro de la fiesta ceutí, era tomaba por hordas de adolescentes para hacer botellón al más puro estilo de la Tardebuena. Como por ejemplo sucedió la primera noche de la pasada Feria. Una situación que sí ha detonado la desesperación de los vecinos que fueron los que de la mano con los hosteleros denunciaron ya entonces la situación esperpéntica e insoportable que se estaba viviendo.

El botellón cabe recordar que en Ceuta sólo se prohibió, a diferencia de lo que sucede en el resto de España, a raíz de la pandemia y los responsables sanitarios lo tuvieron que demandar a las bravas ante la increíble situación de que el mismo no se hubiera prohibido como sí sucede en el resto del país desde hace años.

De nuevo lo que está más al margen de la Ley se permite, mientras se persigue hasta el cierre a quienes han venido contribuyendo a la economía local generando uno de cada 10 empleos en el sector privado. De nuevo, surge la indignación.

La Junta de Extremadura tanto antes con el PSOE como ahora con PP y VOX amplía los horarios de toda la hostelería de la región en 2 horas todos los jueves, viernes y sábados desde la Constitución a Reyes

Y en ese magma en el que Fomento no es capaz de concretar cuántas licencias tiene concedidas a locales para que instalen terrazas en la vía pública o cuánto tiempo se tarda de media en conseguir una licencia, pero sí se atreve a rescatar expedientes sancionadores de 2019 que dormían el sueño de los justos o a expedir decretos de cierre y dar prórrogas de 60 días para cumplir con todo cuando hay hosteleros que llevan años esperando respuesta de la administración por su terraza, aparecen casos especialmente sangrantes desde el punto de vista de la eficiencia de la Consejería de Fomento.

Uno de los locales apercibidos de cierre se encastra en pleno patrimonio histórico. Su problema es que no tiene licencia de actividad a pesar de cumplir con todo lo demás. Su casero, por así explicarlo, es el propio Ayuntamiento. Esta historia en pleno dominio de titularidad pública merece desarrollarse con detalle en otra entrega. Pero baste de momento con saber que el Ayuntamiento es capaz de ceder un espacio para bar, cobrar por esa concesión y todo sin darle licencia de actividad. El trazo grueso de la última frase plasma bastante bien cómo han venido funcionando las cosas en Fomento a lo largo de las últimas décadas y el porqué el sector hostelero se siente ahora perseguido y desesperado. Y todo en plena Navidad.

Pero conviene no perder de vista la libertad y la política. Porque como siempre a nada que uno rebusque en Google encuentra otros casos, otros ejemplos, de cómo se pueden hacer las cosas.

Comparativa Vergonzosa

Por ejemplo, la Junta de Extremadura, no el Ayuntamiento de Trujillo o de Zarza la Mayor, el Gobierno autonómico que entonces aún presidía el PSOE tildado de golpista (y por ende poco liberal) por parte del Partido Popular, decidió aprobar para toda la región una normativa que permitía a los restaurantes y bares ampliar sus horarios para poder dar satisfacción a la demanda de ocio de los extremeños durante las fiestas navideñas. Fue sólo hace 12 meses.

Irún ha ampliado su normativa de horarios especiales en la hostelería para alargar los cierres en Navidad, precisamente para atender a la demanda que generan las cenas de empresa

El Gobierno de Guillermo Fernández Vara decretó que todos los bares y restaurantes podían ampliar su horario y alargar el cierre una hora los días 9 y 10 de diciembre de 2022 (viernes y sábado) y final del anterior puente de la Constitución. Y más aún, permitió alargar el cierre 2 horas el jueves 15, viernes 16 y sábado 17 y el jueves 22 y los  viernes 23 y 30 de diciembre de 2022. Y decretó noche sin restricción horaria para los días 24 y 31 de diciembre. Y las mismas 2 horas extras concedió para el jueves mágico de la noche de Reyes, el día 5, y el propio viernes 6 de enero ya de este mismo 2023

Traducido a pie de barra eso significó que en días de Navidad, que, como sucede en Ceuta, la ciudadanía llena los espacios de hostelería, quienes tenían licencia para operar hasta la 1.30, en su mayoría bares y pubs, pudieron cerrar a las 3.30 de la madrugada. Y los que normalmente tenían que cerrar a las 4, como las discotecas, podían cerrar a las 6 gran parte de esos días de mayor afluencia o directamente no cerrar ni el 24 ni el 31.

Y el cambio de Gobierno al frente de la Junta, ahora manda el PP de la mano de VOX, no ha variado la situación y la Junta ha vuelto a aplicar exactamente la misma medida adaptando las fechas.

La ampliación de horario no es algo novedoso de la Junta de Extremadura. Es en realidad lo habitual. En Ceuta también se llevó a cabo durante años. Pero en la actual coyuntura, los hosteleros ya ni parecen querer pelearla hartos de que desde Fomento se tienda más a hacerles la vida imposible y a enviarles inspecciones de la propia Consejería o de la Policía más que a darles facilidades para que desarrollen su actividad.

El Ayuntamiento de Murcia autorizó la instalación de barras en el exterior para Nochebuena en 2022 en 106 calles de la capital

Son múltiples los ayuntamientos que a lo largo y ancho de todo el mapa nacional decretan ampliaciones de horarios en días especiales como los del periodo navideño. Tarifa sin ir más lejos lo ha hecho esta misma Navidad. O, doblando el mapa, el de Irún. Este caso es especialmente ilustrativo.

Irún ya tenía un decreto desde 2019 en el que regulaba la ampliación de horarios de la hostelería para los días especiales: festivos de interés turístico, fiestas patronales, Semana Santa o Carnavales, por ejemplo. Pero ahora, este mismo mes de diciembre, con un informe favorable firmado por el jefe de la Policía Local ha decidido extender esa medida a los días claves de las fiestas navideñas señalando incluso en el propio texto que algunos de esos días en los que los restauradores de Irún podrán dar felicidad a sus clientes dos horas más se debe y se justifica por las “cenas de empresa”. Incluso la Barcelona de Ada Colau, especialmente beligerante con las terrazas durante sus alcaldías, celebró poder recuperar el pasado año la ampliación de horarios de la hostelería durante la Navidad.

Barras en la calle

¿Y de las barras en las calles ya ni hablamos? Pues esa es otra batalla que parece haber dado por perdida el sector tras años encontrándose con un frontón en el Gobierno y en Fomento. Pero de nuevo aquí alcanza con mirar lo que sucede en cualquier otro rincón del país cuando llegan las fiestas de cada pueblo o se dan aglomeraciones de personas en la hostelería como en Navidad o especialmente como en la Tardebuena ya reproducida en multitud de sitios y de la que Ceuta puede presumir de ser pionera.

Cartagena en Murcia, por ejemplo, el año pasado optó por permitir a los locales sin licencia de terrazas instalarlas para el 24 de diciembre y abrió plazo para solicitar la instalación de barras además. Su vecino ayuntamiento de Murcia aprobó en 2022 nada menos que 102 calles en las que se permitía la instalación de barras en la vía pública previa solicitud al consistorio. Eso sí, prohibió la instalación de altavoces. Jerez, que bulle en Navidad con la fiesta de las zambombas, tiene unas bases que regulan la instalación de esas barras en la calle. Evidentemente no son casos únicos, más bien el caso único es el de Ceuta en el que esto no sucede con normalidad, no hay normativa alguna aprobada para regular la instalación de las mismas o las propias solicitudes. Cabe preguntarse ¿qué han estado haciendo en Fomento las últimas décadas? o ¿por qué en lugar de ponerse a trabajar en una normativa que regule la instalación de barras en fechas claves dedican sus esfuerzos a poner al día sanciones de 2019?

Lo más parecido a una autorización de este tipo que se ha dado en Ceuta es que el consejero de turno deje sin contestar la petición de los hosteleros, autorizándoles de facto, pero dejándoles en un limbo en el que no pocas veces después ha acabado actuando la Policía Local para sancionar.

Y es que ahora es Navidad y el asunto toca directamente al ocio de los ceutíes, pero de fondo conviene no olvidar que Ceuta y el propio Gobierno de la Ciudad y hasta con el apoyo decidido y expreso del Gobierno de la Nación apuesta de forma decidida por convertirse en un destino turístico y que la llegada de visitantes contribuya a reflotar la economía. ¿Y qué sucede en los lugares turísticos?

Otros ejemplos

Pues lo normal es que las terrazas abran durante las temporadas altas, verano mayoritariamente, hasta bien entrada la madrugada, por ejemplo. Se puede mirar a Niza, o San Sebastián, por ejemplo. O en algunos casos se cierran calles al tráfico y se llenan con actividades recreativas como conciertos, es la apuesta por ejemplo del Ayuntamiento de Nueva York para estas mismas Navidades durante la tarde de los domingos con nada menos que la Quinta Avenida desde la calle 48 hasta Central Park, aproximadamente un kilómetro, y con algunas calles aledañas implicadas en el cierre.

No es un caso único, Madrid por ejemplo también ha previsto la posibilidad de cerrar al tráfico la icónica Gran Vía entre plaza de España y su confluencia con Alcalá. Y no es la única calle, Atocha, la calle Mayor, o Princesa son otras susceptibles de ser cortadas al tráfico si el peatón con su presencia acaba por hacerlo necesario.

De palabra, lo más parecido a un comentario del Ejecutivo para esta información es una expresión de buena voluntad, no hay ánimo de fastidiar y menos en Navidad, y sobre el decreto de prórroga aprobado el pasado 5 de diciembre por el Consejo de Gobierno para que los locales se regularicen se insiste en que está hecho con la intención, precisamente, de ayudar “a aquellos establecimientos que teniendo la seguridad cubierta, aunque no tengan la licencia, no se les cierra”.

Pero a tenor de los actos, que no palabras, la apuesta del Gobierno de Ceuta y la de la Consejería de Fomento parece ser la de ofrecer a los ceutíes y a esos hipotéticos turistas una ciudad en la que sea más fácil colarse en una fiesta clandestina o hacer un botellón en cualquier parte que sentarse en una terraza.

España amplia horarios por Navidad, Ceuta hostiga al hostelero con multas viejas y cierres


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