Conciertos, pasacalles, belenes (vivientes y estáticos), chocolatadas, zambombás, polvoronás... La conclusión es clara: la Navidad caballa está que se sale. A la ya de por sí extensa ristra de actividades programadas por unas y otras entidades, hay que sumar, ahora -a las puertas de la Nochebuena- una que ya atesora nada menos que trece ediciones de gloriosa vida: el siempre popular Mercadillo Juvenil.
Como cada año durante el transcurso de estas mismas fechas (pandemias aparte), la plaza de Los Reyes ha hecho las veces de escenario este gélido 21 de diciembre de un improvisado rastro que lleva la firma de la Casa de la Juventud. Más de diez puestos, once horas, objetos y enseres de todo tipo, artesanía de calidad, precios competitivos: esa ha sido la propuesta con la que el organismo juvenil ha logrado seducir a todos cuantos se han dejado caer por los aledaños de la Delegación del Gobierno.
Por haber, había de todo: pulseras, colgantes, anillos, juegos de mesa, adornos domésticos, discos de vinilo, sellos, ilustraciones hechas a mano... En definitiva, todo aquello que no sabes que necesitas hasta que lo ves y dices "lo quiero". La sensación de pasear por la zona es muy similar a la que uno tiene cuando bucea por las webs de Amazon, AliExpress o Shein: impulsividad.
La mayoría de quienes hoy se han instalado en la céntrica glorieta llevan años haciéndolo. El caso de Nayra es constitutivo, precisamente, de esto último. "Es la quinta vez que vengo", decía, orgullosa. Desde que el Mercadillo se adentrase en su octava edición (allá por 2018), la joven regenta un singular tenderete en el que da salida a "objetos de segunda mano" que tiene por casa. No solo eso: además de enseres usados, la ceutí vende también "alguna que otra cosa" confeccionada por ella misma. "Hay un poquito de todo", resumía.
A tan solo unos metros del puesto de Nayra, hay otro igualmente atrayente: el de Manuel y Natalia. Artistas en sus ratos libres, en él, ambos venden sus propias creaciones. "Tenemos pines, pegatinas, postales, pósteres y hasta dibujos", revelaba el chico, que decía tener como principal objetivo hacerse un nombre: "Queremos darnos a conocer, que la gente nos conozca por lo que hacemos".
En la otra cara de la moneda, están aquellos que concurren al evento por vez primera. Tal era el caso de Marta Pérez, una alumna del Luis de Camoens que quería sacarse un "dinerillo extra" con el que costear parte de su viaje de fin de curso. En su stand, Marta dice vender "prácticamente de todo", desde "cosas de croché" hasta "manualidades".
Además de los propios clientes, quien también ha tenido a bien dejarse ver por el lugar ha sido Pilar Orozco. Para la consejera de Educación, Cultura y Juventud, el evento constituye "una gran oportunidad para poner en valor las iniciativas de los más jóvenes". "La idea es que ellos sean los protagonistas", aportaba Eva Rodríguez. Un año más, lo han sido.