En medio de un enorme despliegue de seguridad, el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, ha jurado su cargo ante el Parlamento para un segundo mandato a primera hora de la mañana. Su llamamiento a la unidad no ha logrado eclipsar sin embargo la controversia que ha rodeado su elección el pasado 12 de junio. La ausencia de los dirigentes de la oposición y los escaños vacíos en el hemiciclo recuerdan que muchos iraníes consideran ilegítima su toma de posesión y hacen prever un Gobierno débil.