Javier Ángel Díez Nieto

Se ve que muchos cuando se habla de sanidad, creen que no es algo que consideren destinada a ellos. ¡Es como una mala fruta que quieren regalarnos! Porque parece que estando vivos y sanos no la entendemos, sino que la consideramos como una mala sombra que no nos afecta. Pero son muchos los que andan con miedo cuando caminan por sus daños, porque el cáncer es como una grieta que se abre a golpes en nuestras vidas y cuando menos lo esperamos acaba con nuestra diaria ilusión. ¡Y…por desgracia a veces alcanza a los nuestros!

Nos gusta nuestra vida, pero a muchos…por desgracia… un día… esta se hace mucho más amarga. Nos gusta el tiempo anterior, cuando todavía no teníamos ese miedo a lo que puede ser la posible antesala del final de nuestras alegrías.  Pero entonces…inopinadamente  y algún día…y solo en un instante, se rompe la seguridad de nuestras vidas, haciendo desaparecer una sonrisa que nunca regresara. Luego… solo nos queda el envuelto miedo de los ojos mirando fijamente en la noche los silenciosos techos de nuestras camas, esperando que rápido llegue el milagro de la mañana… ¡Para no pensar, para poder hablar de otras cosas… porque todavía vemos el sol!.

Me falta espacio para contar en un pequeño artículo, lo que esta enfermedad supone. Pero, esta…enfermedad… es una calle obligada, por la que a la fuerza y algún día muchos transitan o deben transitar…a veces sin esperanza. Tengo muchos recuerdos sobre estos dramas que no quiero olvidar, pero que me resulta imposible describir uno a uno en tan pocas letras. Porque esto…señores…miedo, impotencia y esperanza…es lo que nos deja esa maldita enfermedad que nos aterra cuando pronunciamos la palabra… ¡Cáncer!. Gracias a Dios, la sabiduría médica ha avanzado mucho en los últimos años y…más que avanza cada día para nuestra seguridad sanitaria, salvando cada vez más vidas, haciendo del cáncer una enfermedad más. Pero todavía, quedan muchas miradas salpicadas por miedos rotos de cómo será su mañana.  

El problema es que aquí en Ceuta es difícil acceder a la aplicación diaria de su remedio, ya que por ahora sigue siendo necesario el traslado a otras ciudades lejanas para someterse a su imprescindible tratamiento. Y no estoy hablando de una sola vez…ya que la radioterapia es diaria y requiere de muchos seguidos días. ¡Y muchos ceutíes apenas pueden sufragar su gasto en las ya pequeñas economías domésticas! Esto es así, a pesar de la ayuda que la Asociación del Cáncer en nuestra ciudad ofrece haciendo lo que puede.

Mas, desde hace algunos días leo que en nuestra ciudad se sacrifica y cuestiona la tan necesaria unidad de radioterapia, que podría dar tranquilidad salvando muchas vidas y que por razones nada claras se justifica. Y enfrentándome a ello, creo que debemos exigir todos…todos…todos, su inmediata implantación en nuestra ciudad. Y si alguien pone impedimentos económicos, que sea apartado de la sensibilidad política que se exige cuando hablamos de la salud y del bienestar de los ciudadanos. Porque no existen razones políticas ni económicas que puedan impedir la instauración de los medios sanitarios que pueden asegurar nuestra salud.

Por ello, no entiendo y rechazo absolutamente las razones del yugo económico o político, que como objeciones se están produciendo para la implantación de una realidad de salud, como lo es una unidad de radioterapia en nuestra ciudad. Y consecuentemente considero necesario que todos…todos… todos…nos unamos en la exigencia de una unidad de radioterapia tan imprescindible para nuestra ciudad. ¡Y en esta lucha, que no nos hablen de ahorro económico o de beneficio, que se despilfarra como la espuma en otras cosas de ornato populista! Porque es necesario que nuestro clamor llegue a los despachos de la asamblea y de la delegación…ya que esto es más urgente, importante y necesario que las marquesinas, las luces leds, el turismo, el cambio arquitectónico de la Gran Vía e incluso la frontera, que aunque bonitas y necesarias no salvan vidas!