- Ha quedado claro: 'los chicos de los recados' nos toman, decididamente, por imbéciles. Esa manía de creer que los comunes de los votantes somos seres cerebralmente estériles llega ya, lo confieso, a irritarme de forma exponencial.

La frase mágica del momento es, sin duda alguna, la de “tranquilizar a los mercados” y, precisamente en aras a “tranquilizar a los mercados” , se toman unas medidas que no resistirían el análisis de un alumno de Primaria. Y esto sólo es el comienzo porque si dejamos cabalgar a su antojo a los “hacedores de medidas”, éstos acabarán recortándonos hasta el aire que respiramos (y yo encima dando ideas...).

Pero, ¿qué son en realidad los mercados con los que tanto nos asustan? Esos 'mercados' no son otra cosa que inmensas cantidades de dinero que se mueven brutalmente de un lado para otro, sin otra ley y religión que la de ganar cuanto más, mejor. En este circo de la pasta, cómo no, las conocidas agencias de calificación hacen su agosto designando, sin que sepamos por qué, quién es solvente y quién no... Aunque lo que sí sabemos es que en cada decisión cambian de bolsillo miles de millones de €uros mientras -y silmultáneamente- en el otro platillo de la balanza, acumulamos cada vez más millones de parados... Y lo que nos queda.

El caso es que cuando los bancos dijeron que necesitaban dinero para no sucumbir y hacer sucumbir el tinglado, “los chicos de los recados” se emplearon a fondo para que nada le faltase a la Banca… con nuestro dinero, claro está. De ese dinero (nadie se atreve a cuantificarlo) nunca más se supo. Lo que sí supimos es que, una vez recibidas las ingentes cantidades, los bancos se dedicaron a lamerse las heridas y a producir beneficios. Tanto mejor, podríamos decir. Pues no, porque en lugar de procurar invertir en el tejido productivo (cosa que habría generado empleo) prefirieron seguir comerciando con humo, es decir, especular, para seguir engordando cuentas de resultados.

Pero mientras, le exigieron a los 'chicos de los recados' que hicieran todo lo necesario para seguir allanando el terreno de la recuperación. ¿Cómo? Recortes sociales por doquier, merma en los servicios públicos y bozal para que nadie se mueva…¿alguien lo dudaba?

En fin, que en esas estamos y ejemplos no faltan: recorte drástico en la contratación de interinos de la docencia en Madrid, recorte brutal en Castilla La Mancha, falta de profesionales sanitarios en todas partes (Ceuta es un buen ejemplo) y un largo etcétera que, ahora, culmina con la reforma de la Constitución para limitar el gasto… y todo para “tranquilizar a los mercados”.

Lo peor de esta cocina de lo indecente es que los dos grandes partidos (cada vez más partido único, por cierto) emplean los mismos ingredientes para unas recetas que, si bien cambian de denominación, tienen el mismo sabor, textura, color y sabor amargo que siempre nos toca tragar a l@s mism@s. Sin embargo lo que realmente nos debería preocupar a tod@s (y sobre todo a 'los chicos de los recados') es que todas estas medidas para “tranquilizar a los mercados” sólo están favoreciendo el sistema especulativo, sin más objetivo que ganar dinero sin mirar hacia toda una sociedad que sufre paro y carencias.

Venden y compran, sin más, y en la transacción está la ganancia. Adquieren deuda de un país (de esa que califican las agencias antes aludidas) que revenden generando unos beneficios que, para nada, ayudan al crecimiento de ese país. Y aquí no pasa nada, claro está.

Ahora les debería tocar explicar, a nuestros 'chicos de los recados', en qué coño nos beneficia seguir sosteniendo este mercado del humo si, a cambio de tantos sacrificios, no solamente no vemos ningún tipo de resultados positivos sino que, además, nos dicen que nos vayamos preparando porque lo peor está por llegar… y esa debe ser la única verdad en todo el discurso de esta gentecilla que nos manda.

Pero claro, como me reitera mi mañica preferida, cada vez está más clara la inoperatividad de estos 'chavales' que viven de pasear ministeriales carteras de cuero siempre llenas de papeles pero también siempre vacías de soluciones. Luego, para qué y por qué les seguimos pagando…y muy muy bien, por cierto?

Contrasentido éste en el que los empleados aunque totalmente ineficientes siguen cobrando (¿habrá que precisar que de nuestro dinero?) jugosos emolumentos para que sigan, en el mejor de los casos, sin hacer nada y en el peor, reventando a quienes les pagamos. ¿Será que, a pesar de ser nuestros asalariados no cumplen con nosotros? ¿Será que tienen otros empleadores más poderosos? Conteste usted mismo, si eso...

Debe ser nuestro sino, debe ser que, Al Sur del Edén el humo de los mercados nos ennegrece hasta al alma. Encontrar la Luz entre tantas tinieblas de intereses creados sigue dependiendo de usted, otra cosa es que quiera hacerlo, claro...