No, no es un nuevo libro ni una película de estreno; es una realidad más de nuestra “querida ciudad”.

Es una pena que ‘sindicalistos’ de pacotilla de un sindicato, de cuyo nombre no quiero acordarme, sean tan necios y olviden que su máxima preocupación son los trabajadores y no los empresarios patéticos que sólo ven números y números que le producen beneficios (mientras la ciudadanía sigue paseando por calles sucias y malolientes).

50 padres y madres de familia que buscan un bienestar para sus familias, que llevan años olvidados en un trabajo de fin de semana para llevar a sus hijos e hijas un trocito de tranquilidad; quedan convertidos en sombras vivientes por un juego cruel de personajillos sin escrúpulos que creen, que sentarse alrededor de una mesa con palabras vacías, golpes de pecho y parlamentos bufonescos va a convencer a hombres y mujeres cansados en un esfuerzo inútil que sólo sirve para engrandar los bolsillos de los otros.

Pero nosotros, las sombras, “que comprendemos la vida, nos burlamos de los números”. Lo esencial es la calidad del trabajo que realizas, la profesionalidad del día a día; y eso para los adoradores del vil metal queda en la sombra, en 50 sombras.

“… Conozco un planeta en el que vive un señor muy colorado. Se pasaba el día diciendo: ¡Soy un hombre serio!, lo que le hace hincharse de orgullo. Pero eso no es un hombre, ¡es un hongo!...”

Si, eso son esos ‘sindicalistos’, hongos venenosos, de verborrea fácil y caduca que buscan oídos cansados que se han rendido en su lucha; pero ven que 50 sombras de TRACE, con la fuerza de sus familias no caen en sus bajezas y les asusta o debería asustarles porque a los hongos venenosos se les aplasta.