Bien…ya paso la noche en la que los niños, intentan mantenerse despiertos, ante la emoción de la llegada de los Reyes Magos. De esta manera sus ojos solo soñaran con cosas llenas de brillantes colores que les hechizan. Y entre todos estos colores brillantes, solo uno destaca…es una hermosa bola roja de su árbol de navidad, que les advertía de la existencia de un mundo mágico, donde todo era posible. Sin darse cuenta, poco a poco, sus ojos se cierran sin darse cuenta y también de forma silenciosa, entran en un mundo de magia y color… ¡Es la Navidad!

    Así, en sus sueños, lejos de disiparse su deseo de ver a los Reyes Magos, estos toman cuerpo y relieve, adquiriendo movimiento. Y en sus sueños, los Reyes Magos se acercan a sus camas besándolos en la frente. ¡Dormid tranquilos, bellos niños, que nosotros ya estamos aquí! Y de esta manera, de forma suave los lleva a la entrada de un jardín que es la puerta de un mundo de fantasía y magia donde todo lo soñado es posible. Y allí, se reúnen con todas las cosas y juguetes que desde siempre han soñado. Muñecos articulados, borriquitos, bicicletas, caballos, juegos de ordenador…etc. etc…porque…ellos no lo saben pero… están en el bazar de juguetes más inmenso que pueda existir y que está iluminado por miles de estrellas con caras de niños sonrientes, que también sueñan con los Reyes Magos.

    Luego, ante la cara de sorpresa y estupor de los niños mirando tal bazar de juguetes, estos siempre escuchan la voz de los Reyes. Da lo mismo, que sea la de Melchor, la de Gaspar o la de Baltasar, cada uno oye la del rey que más le gusta. ¡Mira los juguetes que más te gusten y luego, sigue soñando, que ya los tienes y juega con ellos!  Después…y poco antes de que el alba llegue a las habitaciones infantiles, los reyes se alejan, dejándolos felices y jugando a todos con los juguetes que más les gustaban.

    Y así, nuestros niños pasan la noche de reyes… ¡Soñando con los reyes y jugando con sus juguetes preferidos! Luego, pasada la noche, se hace una hora redonda, donde ya despiertos, corren a buscar sus deseados juguetes…y ¡Oh…de nuevo la magia les acompaña!, porque, aunque muchas veces no son los juguetes que han soñado, los que ven ante ellos, que ahora si pueden coger y tocar con sus manos…pues … ¡También eran los que querían, aunque no lo sabían!

    Y esta es la magia de la noche de reyes en nuestra casa… ¿Quién podría superar la fantasía de nuestros niños estos días?