Hernández es el secretario de Empleo del PSOE de Ceuta.
- A mitad de los años cincuenta del siglo XX, el premio Nobel de Economía, Simon Kuznets, utilizando como herramienta la estadística, demostró que el rápido crecimiento económico que se daba en las sociedades avanzadas occidentales beneficiaba a las rentas que procedían del factor trabajo.

Aproximadamente un setenta por ciento de los ingresos totales procedían de rentas del trabajo. Esta tendencia se fue acentuando hasta finales de la década de los setenta, en las que las democracias desarrolladas en economías de mercado conseguían crecimientos equilibrados para la mayor parte de la población.

Por el contrario, a partir de 1980 se produce una alarma sobre la distribución de la riqueza, se comienza a hablar sobre un retorno a la “Belle Époque”, con una fuerte polarización entre ricos y pobres. Entre las causas que se pueden apuntar están los procesos de desregulación de las finanzas, la intensa flexibilidad en los mercados de trabajo y el retroceso del Estado en la intervención económica. Se puede hablar también de un importante cambio de paradigma, al pasar del keynesianismo al monetarismo.

El citado paso neoliberal trae consigo una desigualdad patrimonial que desemboca en una desigualdad salarial. Así, según Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía y profesor de la Universidad de Columbia, refiere que la extrema desigualdad en términos de renta y riqueza que se produce en la actualidad en muchos lugares del mundo resulta perjudicial para la economía, la sociedad y socava la política.

El último informe de Oxfam revela que las ochenta y cinco personas más ricas del mundo poseen la misma riqueza que la mitad más pobre del planeta. Por su parte, el diario El Economista, basándose en datos ofrecidos por la ONG anterior, esgrime que las veinte mayores fortunas españolas poseen tanta riqueza como el treinta por ciento más pobre de la población. O que la riqueza del diez por ciento más rico en España resulta ser superior a la del resto de la población, en torno a los cuarenta y dos millones de habitantes.

Una de las importantes recomendaciones de Oxfam es que hay que recaudar de forma más justa y progresiva e invertir en políticas públicas tendentes a garantizar la igualdad de oportunidades y una menor brecha salarial entre mujeres y hombres. Y alude a que el Gobierno español va encaminado hacia una dirección contraria ya que promueve una reforma fiscal que no será útil para recaudar de una forma más justa, presentando unos Presupuestos Generales del Estado que no apuestan por el incremento del gasto social.

La democracia debe formar parte de las instituciones, sin embargo durante esta crisis económica se está concentrando el poder en pocas manos, en sectores como el financiero, el energético y el de telecomunicaciones, entre otros. La democracia también es en la Economía, y para ello se precisa de la intervención del Estado en ella. Hoy es necesaria una reforma laboral de izquierdas, impulsar una ley de igualdad salarial entre mujeres y hombres, acabar con los privilegios de muchos políticos, y apostar por una alianza entre generaciones.

Y el Empleo debe ser la prioridad número 1, apostando por más industria, más ciencia, más innovación, y más inversión productiva. Es preciso otro paradigma que esté basado en el progreso, justo y duradero, más allá del crecimiento del PIB.

Ceuta y el resto de España necesitan propuestas contundentes y reales, luchando intensamente contra el desempleo para evitar una generación perdida de jóvenes y una olvidada de mayores de cuarenta y cinco años; una reindustrialización, apostando por la Formación Profesional y políticas de apoyo al desarrollo económico en base a nuestros recursos productivos y potencialidades; un pacto contra la pobreza infantil, buscando mejorar la protección social de las familias con hijos y pocos recursos; un rescate financiero a las familias y autónomos, reestructurando la deuda y ayudando a su recuperación.

Ceuta precisa de un cambio de modelo económico y político, basado en las personas, en los intereses generales antes que en los particulares, buscando el progreso y el desarrollo, y con una mayor participación directa de la ciudadanía en las decisiones que afecten a todos y todas. El PSOE de Ceuta propugna ese modelo de cambio. Cambio que llegará de la mano de José Antonio Carracao y de su equipo de colaboradores, porque el trabajo constante e intenso es el mejor aval.