Ceuta Ya! proclamación candidatura Mustafa
Mohamed Mustafa, durante un encuentro con los medios / Alejandro Castillo
Mohamed Mustafa

Días después de comenzar Israel su despiadada ofensiva militar contra la población palestina que habita en Gaza, solicité por escrito al Presidente del Gobierno de nuestro país que hiciera uso de la Presidencia del Consejo de la Unión Europea para poner fin a la barbarie y contribuir a la paz en la región. Hoy, tras el bombardeo a un Hospital cuyo número de víctimas mortales algunos medios han cifrado ya en el millar, me dirijo a usted en su calidad de Jefe de la Diplomacia de la Unión.

La última acción llevada a cabo por el estado israelí ha sacudido al mundo entero y constituye, a todas luces, un crimen de guerra abominable que las instituciones europeas no pueden pasar por alto. En consecuencia, le insto a poner en marcha, desde la posición que actualmente ostenta, los mecanismos oportunos y pertinentes para que el máximo responsable de esta masacre rinda cuentas ante la Corte Penal Internacional. El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, es un criminal que no debe quedar impune.

Señor Borrell, nuestro Sistema de Derecho Internacional no puede permitirse que los crímenes de guerra sean aceptables o condenables en función de quien los perpetra. Por tanto, la complicidad con el gobierno ultraderechista de Netanyahu no es letal únicamente para el pueblo palestino, sino que resulta altamente perjudicial para Europa y para la Humanidad en su conjunto. No oponerse a este genocidio al que asistimos, no aplicar ningún tipo de sanción a su ejecutor, es contribuir al desmoronamiento de Occidente y sus instituciones. Supone aceptar y validar un mundo en el que la legalidad no es más que un instrumento al servicio del poder y en detrimento de la Justicia y la Verdad. Los y las demócratas debemos hacernos cargo de los efectos que algo así podría generar sobre una realidad internacional que ya es lo suficientemente convulsa.

Es importante corregir este error. Es importante que la Unión Europea abandone una equidistancia que no es otra cosa que complicidad con la opresión, que sea consecuente con los principios que promulga y que actúe de manera efectiva y decidida para salvaguardar los Derechos Humanos en Gaza. Ya vamos muy tarde.