Cada día estoy más convencido que el Partido Popular es una formación política comprometida con la estabilidad, la seriedad y la moderación en la vida política y social de nuestro país. Un partido cuyo objetivo siempre ha sido, es, y siempre será el interés general, el de todos los españoles. Comprometido con la Constitución, aprobada mayoritariamente por la ciudadanía, y con los derechos y libertades en ella consagrados. Una formación con ambición reformista, fe en el porvenir de nuestro país y en las políticas generadoras de empleo, de bienestar social, confianza y certidumbre.

Señas de identidad que adquieren una importancia capital en los momentos actuales, momentos de particular incertidumbre, de inédita convulsión política y social. Al bloqueo político impuesto, a los riesgos que esta coyuntura comienza a generar en la recuperación económica y en la creación de empleo, y a las dificultades que viven estos días algunos partidos políticos, debemos añadir un nuevo capítulo en la larga serie de amenazas secesionistas protagonizadas por quienes conforman el Gobierno de la Generalitat de Cataluña. Unos dirigentes sometidos al vasallaje político de los antisistema de las CUP.

Independentistas y antisistema confabulados para secuestrar a Cataluña del resto del territorio nacional con su fraudulento referéndum secesionista ilegal, irracional y absolutamente inviable. Una amenaza que choca frontalmente con los principios democráticos que los independentistas aseguran defender. Cataluña necesita un Gobierno sensato que cumpla la ley, que reconozca la pluralidad de la sociedad catalana y que atienda a sus necesidades reales frente a quienes violentan la ley. Cataluña es una comunidad plural, es mucho más que lo que representa el independentismo populista.

Nuestro país necesita urgentemente un Gobierno comprometido con el marco constitucional. Un Gobierno, liderado por el presidente Rajoy, claro vencedor de las dos últimas elecciones generales celebradas, que devuelva a nuestro país la estabilidad que necesita para consolidar definitivamente la recuperación económica y afrontar con garantías y solvencia los desafíos que tenemos ante nosotros. Desafíos que van desde la antes citada amenaza secesionista catalana, hasta el auge de los radicalismos populistas. Desde el desempleo que aún azota la vida de millones de españoles, hasta los riesgos que la interinidad política genera sobre el crecimiento económico y la creación de empleo.