Javier Angel Diez Nieto

Ya va a empezar la noche y el día de San Juan. Ahora, y de nuevo el año seguirá su curso, y que la suerte decida los destinos de todos los que respiramos y de algunos más. Curiosamente, siempre, y por razones que no se escapan a nadie el día de San Juan se celebra en Junio y además el día 24, y no otro día. Pero alguien se ha preguntado alguna vez el ¿Por qué, es así? Yo, ya he llegado a pensar que debe ser así, porque sino estaríamos en otro día, y no el que corresponde a San Juan. Pero vamos que cada cual puede discrepar de mi opinión y en su interior celebrarlo el día que quiera.¡A mí me da lo mismo! Aunque tienen que reconocer ustedes, que no es lo mismo. Yo personalmente me quedo con el 24 de junio para celebrar el día de San Juan.

Hay, un rumor antiguo que atribuye la costumbre del fuego al día de San Juan del año mil y pico, cuando un grupo de enanos de los bosques cruzaban las tierras de un señor feudal, y este queriendo cobrarles una buena suma de dinero por pasar, prendió muchas hogueras para verlos llegar; al parecer, no pudo verlos, porque cruzaron agarrados a las escobas de las brujas que iban a su reunión anual. Pero como el día que el propietario encendió tantas hogueras era el 24 de junio, los vecinos creyeron que era una fiesta privada de la comarca, les invadió la envidia, y así, ellos para no ser menos encendieron varias también. Y fue, tal el jolgorio y diversión que disfrutaron en la oscuridad iluminada por el fuego, que pronto se extendió la costumbre por todos los lugares. Y así ha llegado esta costumbre hasta nuestros días. Y por eso, en San Juan se enciende una gran hoguera.

Lo que sí es seguro, y según cuentan desde siempre, es que en esa fecha se reúnen todas las brujas y brujos en algún lugar de la tierra, para repartir las moscas, mosquitos y abejorros, que deben corresponder durante el verano a cada pueblo y ciudad. ¿Esperemos que, a Ceuta, le hayan tocado muy pocos en este mágico sorteo para jorobar? Así, que, si en ello hemos sido afortunados, esperemos no serlo con los bichos que molestan y pican, y como mucho, nos corresponda tan solo una mosca, o un mosquito o bien un abejorro; que para picarnos cualquiera de los tres vales iguales. Y si esto es así, el verano lo pasaremos tranquilos, y aunque tengamos que votar el día de más calor de julio, gracias a nuestros socialistas, esperemos que hasta entonces tampoco tengamos muchos incómodos insectos.

San Juan es también, época de amores, y por ello tiempo de casorios. De lo primero es bien sabido por todos, ya que siempre los romances nos han hablado de ello. Y así, ¿Quién ignora que es día de bajar el caballo a la orillita del mar para que este pobre animal beba? Y, de esta manera, mientras el caballo se hincha de agua salada del mar, los caballeros cantan su amor a las princesas bonitas, que embelesadas les escuchan desde el castillo. A veces, les oyen las madres y van…, y los matan como le paso al pobre conde Olino. ¡Bueno!, después lo normal es que la princesa muera también de tristeza. Pero bien, en algunos casos triunfa el romance, y luego llega el casorio; ceremonia para la que también algunos creen que este es un buen día, y así ¿Cuantos, no estarán aburridos y vestidos a la usanza y de corbata, en templos y recintos cerrados, esperando oír el Sí de las niñas y los niños? Pero vamos, ¿Qué tontería es esa de casarse, el día en que todos deseamos quemar algo? No sería mejor casarse otro día, y este dedicarlo a buscar otra cosa que quemar en la hoguera de San Juan.

Pero, así se pasó este día de San Juan. Con moscas, con mosquitos, con abejorros y con bodas de príncipes y princesas.¡Eso, sí sin fondos de cohesión, tan necesarios para nuestra ciudad. Menos mal, que para hacer más tonterías quemando no tenemos que esperar a otro 24 de junio. Podemos empezar a quemarnos ¡Ya!