españa bandera

Javier Ángel Díez Nieto

“Españolito que naces hoy / una de las dos Españas / te va a romper el corazón” (Machado). No sé si esta poética reflexión era premonitoria o simplemente reflejaba lo que nuestra España como un rayo frio ha sufrido desde siempre. Porque no nos engañemos estamos actualmente en la misma situación que a principios de siglo con españolitos enfrentados. Y de esta manera tenemos una notoria incomunicación entre el país real y sus clases dirigentes, sobre todo los autonómicos, entre los que no vemos pensamientos políticos coherentes ni tan siquiera programas realistas para todos los ciudadanos en igualdad. Por el contrario solo asistimos a una incruenta y pagada lucha entre los partidos gobernantes que armados de ideologías simplistas únicamente buscan alcanzar el poder, mantenerse y disponer del dinero de todos a su antojo, mientras crean clientelismo político para seguir gobernando.

Y eso es, porque a veces nuestros problemas les resbalan y por desgracia de esta manera estamos asistiendo a una resurrección de las tradiciones regionales que se manifiestan de forma utópica y tergiversada creando historias de venganza, apoyadas en mediocres particularismos regionales que mediante sus modernos periódicos y redes sociales, intentan imponernos a todos sus mentiras como verdades absolutas. Esto es así porque cada uno de estos gobernantes autonómicos…aldeanos de terruño regional…solo saben designar su particularidad territorial, étnica, cultural y lingüística, oponiéndola como supremacista a los demás. Son particularidades que asumen como una verdad propia y como si fuera un destino de arcadia feliz que les pertenece solo a ellos, excluyen a los demás. Y si no creen que es cierto lean los escritos de Quin Torra, entre otros, definiendo a los no catalanes como bestias de ADN diferente.

Ellos quizás lo ignoran pero con sus hechos y palabras se enfrentan de esta manera a lo que es la modernización, es decir a la capacidad de adaptar y adoptar otras ideas y la universalidad de la humanidad. Pero ellos…los pertenecientes a la España fraccionada pretenden una unidad de conciencia excluyente basada en el mero hecho de pertenecer a una comunidad determinada que se considera superior a los demás. Es decir…que creen que seguir encerrados en el interior de su minúscula comunidad, aislada de los otros y hablando un mismo lenguaje, que utilizan como arma de diferenciación, son mejores compartiendo su exclusividad en el mismo y limitado terruño. Porque con ello creen que poseyendo una misma y cerrada cultura vedada a los de fuera, les permitirá sentirse superiores a los demás y…¡Para qué necesitan más!.

En el fondo esta fragmentación es la que estamos viendo en nuestra nación y sus diferentes regiones. Así Vascongadas, Cataluña, y ahora, empieza Valencia y Mallorca donde algunos…quizás no tan pocos… intentan diferenciarse. Y estos movimientos aldeanos también empezamos a sentirlos en Asturias, Galicia y Andalucía donde otros pocos quieren seguir los pasos de las zonas consideradas desde hace tiempo rebeldes a la unidad territorial española. Y a mí me gustaría preguntarles a estos falsos patriotas de aldea… ¿Cuándo seáis independientes…Qué…? Ya que si el mundo es inexorablemente redondo y cada vez más unificado, ¿dónde queda su lógica de la universalidad humana?

Por ello debemos analizar la verdad de las técnicas propagandistas llenas de astucias interesadas que realizan estos absurdos independientes. Porque la aspiración de todos los que nos consideramos españoles, es que respetando las magníficas peculiaridades de nuestras regiones avancemos juntos en la universalidad de las gentes y su derecho a recorrer sin restricciones todas las nuevas fronteras nacionales que se están creando a nuestro alrededor, sin diferencias de personas por su lugar de nacimiento o de residencia. Y esto debe ser Europa, cuando algún día se superen los regionalismos nacionales de sus diferentes estados y podamos sentirnos verdaderamente ciudadanos europeos en un territorio cada vez más amplio y diferente pero que sabremos que también es nuestro.

Porque yo, me siento europeo, español y ceutí, y soy español porque soy ceutí y ciudadano europeo porque soy español. ¡Y esta es en la realidad que creo!. Por ello me decepcionan los aldeanos de terruño que ponen su pequeña huerta por encima del vasto campo universal como modelo de su absurda superioridad, tal y como actualmente está pasando en nuestra nación. En fin… espero que algún día superemos el absurdo romanticismo medieval de las coronas y reinos taifas divididos, que ya son historia pasada y fracasada.