Carlos Verdejo

Podría ser pereza, falta de recursos o por el hechizo de Juan Vivas en aquella reunión privada. Ceuta Insegura, la plataforma que convocó dos manifestaciones para clamar por un cambio en la política de seguridad de la ciudad, parece haber desaparecido del mapa.

Cualquiera diría que las manifestaciones lograron el efecto deseado, que los MENA ya no campan a sus anchas intimidando, que se acabaron los robos y los atracos, que los autobuses no reciben pedradas, que no hay inmigrantes ebrios en la barriada de Benítez o que la noche ceutí es un remanso de paz.

Después de conseguir movilizar a cientos de personas como nadie lo había conseguido en años, su actividad se reduce actualmente a un grupo en la red social facebook donde los ciudadanos publican denuncias en internet.

la mayor parte de los ceutíes percibe más inseguridad incluso que hace año

Cualquiera diría que las manifestaciones lograron el efecto deseado, que los MENA ya no campan a sus anchas intimidando, que se acabaron los robos y los atracos, que los autobuses no reciben pedradas, que no hay inmigrantes ebrios en la barriada de Benítez o que la noche ceutí es un remanso de paz.

Pero la realidad es otra, la mayor parte de los ceutíes percibe más inseguridad incluso que hace año. Resulta paradójico pues, que pese al apoyo recibido, Ceuta Insegura no haya persistido. Había motivos de sobra para seguir frente a tanta desidia.

El embrujo de Vivas pudo sosegar los ánimos en aquella reunión. Ante ello, quizás otro grupo de bizarros coja el testigo de la seguridad con firmeza, para asaltar las municipales de 2019, sin sucumbir a los encantos de Don Julián.

 Por otro lado, de nada sirve tomar la calle sin voz en la Asamblea. Aquel clamor popular pudo haber cristalizado en un grupo político para actuar desde dentro, pero Ceuta Insegura ha remarcado en público continuamente su carácter apartidista.

A falta de un año para que Presidente y amigos se jueguen el sueldo en las elecciones, no conviene otra manifestación que haga recordar a la ciudadanía su pasividad y cobardía. El embrujo de Vivas pudo sosegar los ánimos en aquella reunión. Ante ello, quizás otro grupo de bizarros coja el testigo de la seguridad con firmeza, para asaltar las municipales de 2019, sin sucumbir a los encantos de Don Julián.